No queríamos ni merendar, solo salir corriendo para llegar rápido, eso sí, repeinados y limpitos. Los que vivíamos más lejos, estábamos ansiosos e inquietos, no nos queríamos perder nada de la tarde, ser los primeros. Nunca lo conseguimos, por lo menos yo. Algunos ya estaban, claro, casi vivían allí, era