Ayuso busca hacer «historia» con un hospital que tiene nenos quirófanos que el de La Gomera

Una inauguración a puerta cerrada para un hospital sin terminar. Sin sanitarios. Y sin pacientes. Así comenzaba el día más esperado de Isabel Díaz Ayuso desde que es presidenta de la Comunidad de Madrid. Ayuso inauguraba con un mes de retraso el hospital de pandemias, su medida estrella para combatir la Covid-19, y la dirigente del PP llegó a Valdebebas dispuesta a hacer «historia». Una puesta de largo para la que convocó a centenares de periodistas, a los que finalmente dejó apelotonados a las puertas del edificio custodiados por un cordón de seguridad. Solo un cámara de Telemadrid pudo acompañar a Díaz Ayuso durante su recorrido rodeada de políticos y autoridades.

«La presidenta estaba radiante», resumía a la salida uno de los agraciados acompañantes a su interlocutor al otro lado del teléfono. Para la posteridad del archivo de la televisión pública madrileña quedará, sin embargo, la incapacidad de Ayuso para responder si el nuevo flamante hospital –su apuesta personal– cuenta con quirófanos para hacer frente a catástrofes como un accidente aéreo, tras una pregunta de Pablo Casado, presidente del PP que acudió en calidad de líder de la oposición –o así lo presentó Ayuso–.

La pregunta la respondía después el director general de Infraestructuras de la Consejería de Sanidad, Alejo Miranda, para confirmar que, efectivamente, no hay quirófanos aunque «podrían habilitarse en cuestión de días si fueran necesarios», defendió después en rueda de prensa. La realidad, sin embargo, no iba a empañar el gran momento. Y Ayuso tiró de símil histórico para remarcar que este 1 de diciembre era un día importante: «Ayer se cumplieron 217 años desde que la Expedición Balmis se lanzara al mar rumbo a América, una historia llena de paralelismos con la nuestra de hoy». Y añadió: «Esa expedición forma parte de nuestra historia y ojalá este hospital también».

En aquella expedición Balmis, para llevar la vacuna de la viruela a América y Filipinas, estuvo Isabel Zendal, la enfermera que da nombre hoy al nuevo hospital. «Isabel Zendal, 200 años más tarde, volverá a cuidar y sanar de las personas que más lo necesitan», dijo la presidenta como una forma de homenajear a los sanitarios a los que agradeció «dar su vida» por los demás. Ayuso quiso ignorar, no obstante, a los dos centenares de profesionales de la sanidad madrileña que se manifestaban a unos metros del edificio con pancartas pidiendo su dimisión, molestos por que un nuevo hospital no implique el refuerzo de una plantilla que se encuentra exhausta y cansada tras dos duras olas pandémicas en la región.

«Menos hospitales y más profesionales», gritaban los profesionales convocados por los principales sindicaros sanitarios, a la vez que abogaban por blindar la sanidad pública. Los congregados reprocharon también el derroche para una infraestructura –más de 100 millones de euros– que no contará con un aumento de plantilla. «Un gran hospital público no puede ser una mala noticia para nadie a no ser que el sectarismo político lo vea así», respondía a las críticas Ayuso en una declaración sin preguntas en una sala a la que tampoco pudo acceder la prensa que tuvo que conformarse con una rueda de prensa del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, el director de infraestructuras, Alejo Miranda, y el coordinador general del nuevo hospital, Fernando Prados.

Escudero confirmaba después que no habrá nuevas contrataciones y que los profesionales saldrán del resto de hospitales de la red, algo que aunque repite desde hace semanas aún cuesta creer para los profesionales de la red sanitaria madrileña. El consejero sostuvo sin embargo que la nueva infraestructura servirá para aliviar al resto de centros, sin explicar cómo se hace si la disminución de pacientes vendrá acompañada de menos sanitarios. La plantilla empezará a llegar a la nueva infraestructura los próximos días, anunció Escudero. “La semana que viene, recibirá a sus primeros pacientes”, añadió. Aunque no especificó ni cuántos sanitarios ni cuántos enfermos. Solo detalló que serán derivados desde las Urgencias del resto de hospitales y que serán los pacientes menos graves, al igual que ocurrió en Ifema.

Precisamente Ifema, el hospital de campaña improvisado que se convirtió en el centro de la propaganda con la que la presidenta de la Comunidad de Madrid buscó tapar los agujeros negros de su gestión cuando la pandemia golpeaba con más fuerza en primavera, estuvo muy presente durante la inauguración. «Primero lo hicimos con Ifema y ahora lo hacemos con este hospital permanente que también sorprenderá al mundo», dijo Ayuso para remarcar que este es «un hospital para España» pionero al estar «situado junto a un aeropuerto internacional», sin que nadie acabe de entender qué quiere decir eactamente con eso la presidenta madrileña.

Una de las hipótesis es el empeño de la dirigente popular de almacenar en el hospital la vacuna contra la Covid, como ofreció hace unas semanas desde la tribuna del parlamento regional. Sin embargo, durante su visita guiada este martes con el director general de infraestructuras la presidenta madrileña preguntó si había «cámaras frigoríficas» para tal fin. «Es que estaría muy bien estando al lado de un aeropuerto para almacenar la vacuna», reflexionó Ayuso en voz alta. La presidenta madrileña también pensó que podía servir para un posible accidente aéreo lo que llevó al presidente del PP, Pablo Casado, a preguntar si había quirófanos. Ayuso puso entonces cara de no saber y fue Miranda quien salió al rescate para confirmar que no los hay: “Hay salas de procedimientos, que nosotros es lo que ahora llamamos sala de curas”.

Las obras continúan

El director general de Infraestructuras de la Consejería de Sanidad también aseguraba después que las obras «han concluido». La realidad si uno se pasea por los alrededores del recinto es que los obreros y operarios siguen formando parte del paisaje. A unos metros de la entrada principal, decenas de ellos continúan trabajando. «Quedan aún algunos remates», confesaba uno de los obreros a elDiario.es sin querer especificar cuáles, a la vez que reconocía que han sido reprendidos por las empresas por hablar con la prensa.

Los obreros, sin embargo, aunque seguían estando presentes no fueron invitados a la inauguración. Y otros que sí lo estaban no quisieron asistir. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, declinó la invitación y tampoco fueron los portavoces de la oposición de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos-IU. Entre los que acompañaron a Ayuso estaban la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, el presidente de la Asamblea, Juan Trinidad, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el presidente del PP, Pablo Casado, además de la portavoz de Vox, Rocío Monasterio.

Desde otro hospital, el 12 de octubre, la diputada de Más Madrid Mónica García se unía a las protestas de los sanitarios reivindicando la sanidad «como derecho» y no como «negocio» de unos pocos. Una idea que remarcaba también la portavoz de Unidas Podemos-IU, Isa Serra,  al acusar a la presidenta madrileña de «favorecer» a las grandes constructoras por «la vía del ladrillo».

El Enfermera Isabel Zendal se inaugura este martes con un mes de retraso –se anunció para el 31 de octubre– y con unas instalaciones inacabadas. Solo se abrirá un pabellón de los tres con los que cuenta: la presidenta madrileña prometió en junio un hospital de 1.000 camas pero por el momento solo se abrirán 240.

Quizás algún día –como vaticinó el secretario general del PP Teodoro García Egea– el nuevo hospital de emergencias que la presidenta de la Comunidad de Madrid inauguró este martes –sin terminar, sin sanitarios ni pacientes– acabe llamándose Isabel Díaz Ayuso. Lo que quedó latente este 1 de diciembre de 2020 es que la dirigente del PP quería hacer historia y que las cámaras no faltarán en el nuevo hospital.