Los bancales de La Gomera: ingenio y supervivencia

Los bancales de La Gomera: ingenio y supervivencia

Los bancales, paredones o andenes, como así se le conocen en La Gomera, son estructuras de cultivo que surgieron del ingenio y la perspicacia de los gomeros, agudizados por la necesidad de buscar tierras de labranza. Este sistema agrícola se confunde con los riscos y barrancos y esconde tras de sí una historia de supervivencia y subsistencia que refleja las necesidades y los sacrificios de los gomeros, que tuvieron que emplear animales y la fuerza humana para llevar a cada rincón las enormes rocas que sirvieron de base a los paredones.

Recorrer la isla de La Gomera y no contemplar sus bancales en cada ladera es una cuestión que se torna imposible para sus visitantes y residentes. En una Isla, característica por su abrupta orografía y sus interminables barrancos, se hizo complicado tener un terreno llano en donde cultivar hortalizas y frutales.

A raíz de ello, se creó la profesión, casi perdida en la actualidad, de los maestros pedreros que, motivados por dicha necesidad, aprendieron a romper, amoldar y esculpir las piedras y colocarlas, de tal manera, que aguantaran el peso de la tierra y evitar así su derrumbe.

Los primeros bancales de los que se tienen constancia surgieron con la llegada de los colonos europeos que llevaron a La Gomera la agricultura de subsistencia y la caña del azúcar. Aunque, con el paso del tiempo y el crecimiento demográfico y económico de la Isla, se introducen los cultivos de exportación como la viña, el tomate o el plátano. A partir de 1980, y con las nuevas tecnologías que ello supuso, se abandonaron las labores agrícolas y los bancales pasaron a formar parte de la historia de La Gomera.

Se diseñaron en función de las condiciones meteorológicas y los cultivos que fueran a realizarse en estas tierras, predominando en el sur de la Isla los cereales; en el norte los tomates y los plátanos; en las zonas altas, la viña; y en toda la Isla, junto a los hogares, las hortalizas. Aún a día de hoy, se puede ver cómo, por ejemplo, en Agulo, se ven los paredones que separan los terrenos de plataneras, por lo que no es de extrañar que se diga que el municipio tiene “alfombras de plataneras”.

En los últimos años, los bancales se han convertido en un atractivo turístico más de la Isla. Atraídos por la singularidad del terreno y la integración en el paisaje, muchos son los turistas que visitan La Gomera para visitar y fotografiar estas obras, siendo un turismo rural y sostenible que respeta, conserva y cuida el medioambiente.