El valle de Alojera y Tazo, un tesoro para la arqueología gomera (primera parte)

La presente contribución pretende llamar la atención sobre la importancia de diversos yacimientos arqueológicos en relación con el proceso de contacto entre europeos e indígenas gomeros durante los siglos XV y XVI. En la presente ponencia nos centraremos en las evidencias singulares detectadas en el valle de Tazo-Alojera. Esto tiene especial importancia en el momento actual en que ha cobrado actualidad la revisión teórica y la actualización de datos sobre el proceso de contacto, conquista y colonización que a finales de la Edad Media ejercieron las monarquías marítimas europeas en expansión sobre la población aborigen. Esto desembocó en la definitiva incorporación de las Islas Cananas a la órbita de ¡nfluencia geopolítica europea.

Hay referencias históricas sobre la presencia de normados, castellanos y portugueses en La Gomera ¡nteractuando con las sociedades indígenas en una forma muy poco conocida, pero cuya repercusión es decisiva en el postenor desarrollo histórico y en el proceso de asimilación que sufre la formación social aborigen. Aunque la información es escasa y las investigaciones están apenas iniciadas, existen suficientes indicios para adelantar que este proceso debió de iniciarse en época bastante temprana -probablemente en el siglo XIV-, aunque se aceleraría a medida que avanzaba el siglo XV y, dadas las peculiares condiciones de la colonización europea de esta isla, la asimilación probablemente no acabaría de consolidarse hasta el siglo XVII. Juan Alvarez Delgado (1960. pp. 473-474) situó en esta zona los primeros contactos de los europeos con los indígenas y los inicios del proceso de evangelización. A partir de 1420 hay referencias a gomeros con nombres cristianizados, que en su opinión deben asociarse con las actividades de Maciot de Bethencourt en la isla, supuesto fundador de la primera construcción religiosa que en ella hubo, de la cual nos ocuparemos en otro punto de este mismo trabajo.

Nuestras prospecciones arqueológicas nos han permitido identificar diversas evidencias que pudieran estar relacionadas, tanto con el período de contacto, como sobre todo con la colonización que se produjo a partir de que Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla sometieran definitivamente a  los gomeros en 1489. Además, contamos con fuentes de información oral y documental acerca del uso y transformaciones del territorio en las obras de J. Perera López (en prensa), G. Díaz Padilla (1996) y la de ésta autora en colaboración con J. M. Rodríguez Yánez (1990).

Un grupo significativo de evidencias arqueológicas y no pocas referencias toponímicas (J. Perera en prensa) se encuernan concentradas en el Valle de Tazo-Alojera, situado en el extremo noroeste de la isla, lo cual le añade interés por su evidente interrelacion. Las causas de esta concentración deben ser dos. De una parte, probablemente los yacimientos arqueológicos prehistóricos e históncos se han conservado mejor en esta zoca que en otras, debido a que ha sufrido escasas transformaciones paisajísticas a lo largo ce los siglos. Esto es debido a que buena parte de ella fue dehesa durante mucho tiempo, e incluso después la superficie roturada ha sido porcentualmente escasa si la comparamos con otras áreas de La Gomera. Pero, además, existen razones objetivas para esta concentración de sitios históricos, porque justamente allí parecen haber tenido lugar varios acontecimientos y procesos de trascendencia para la historia de la isla.

LA CASILLA PURGAR O «DONDE ANOCHECIÓ Y NUNCA AMANECIÓ»

En El Puerto del Trigo (Valle de Alojera. Vallehermoso), sobre un promontono entre dos barrancos de caudal constante -el de Herrera y el de Alojera-, están los restos de una antigua construcción a la que se conoce corno La Casilla de Pulgar o Purgar, que interpretamos como una antigua dependencia vinculada a un ingenio azucarero, destinada, corno su propio nombre indica, a purgar y seguramente como almacén. Se encuentra al borde del lomo que desciende desde La Balsa de Alojera, relativamente cercano a la playa del Puerto del Trigo (a 35 msnm y 90 m de la franja costera en linea recta). Uno de sus muros principales corre paralelo al camino que baja al Puerto del Trigo, a muy escasos metros del cantil costero.

En dicho lomo y orientado con dirección noroeste, siguiendo la linea que marca el borde del lomo, aparecen los restos de una antigua construcción. Su planta es rectangular, disponiendo de dos pequeñas dependencias con planta de tendencia cuadrangular en ai sector sureste. Está realizada con un muro de piedra seca de cantería de doble tirante y relleno. La construcción posee una longitud cercana a los 40 metros, por una anchura de unos 10 metros, y parece haber soportado distintos usos con posterioridad a su abandono, entre otros, el de refugio para pastores y cazadores que han construido pequeños muros de protección y rediles con sus piedras. Además, las cárcavas producidas por las escorrentias están presentes  en su sector noroeste, por encontrarse en esta zona un desnivel natural del terreno.

Los materiales arqueológicos que pueden verse en su interior son sobre todo, restos de loza blanca y roja a torno de importación de tejas, algunos fragmentos de loza adicional gomera y numerosos fragmentos de formas (moldes de azúcar). También se localizó en superficie una moneda que salió al extenor por la acción erosiva del agua de la lluvia en el sector noroeste de la construcción. Se trata de un ceitil o ceutí portugués acuñado probablemente por Alfonso V de Portugal (144S-1481), que nos aporta una cronología post quem para la construcción.

A unos 650 metros aguas arriba del Barranco de Herrera, en la confluencia de los dos barrancos que dan lugar al mismo (Barranco de La Horca y Barranco de Tazo), y por tanto, en una situación estratégica por la concentración de fuentes y manaderos naturales de agua (entre El Rincón y La Joya de La Fuente), se encuentra El Lomo del Ingenio. En este lugar se concentran aguas que llegan desde Epina y que van confluyendo en cañadas que desembocan en este estrecho punto. Parece evidente la relación del topónimo Casilla Pulgar o Purgar con El Lomo del Ingenio, situado más arriba, lo que unido a los restos hallados y a la propia situación de la construcción vendrá a corroborar lo señalado por una fuente escrita del siglo XVIII sobre la zona:

Divide este valle [Alojera], del barrio de Taso y Cubava con un barranco que nace al pie del monte y corre hasta la mar llamado Epina de las mas apreciables aguas de esta jurisdicción a este barranco se unen las aguas que salen del barrio de Taso del que se hablará en su lugar, pero ésta, y las demás aguas que se nombrasen caen en dicho Alojera todas se juntaron á un estanque que se hizo para moler un ingenio de azúcar que se dice hubo en la primitiva cuyos vestigios aun se conservan para memoria…. esta, y las demás aguas … todas se juntaron á un estanque que se hizo para moler un ingenio de azúcar que se dice hubo en la primitiva cuyos vestigios aun se conservan para memoria … en la cabezada del Valle donde estuvo el Ingenio que llaman la Joya de la Fuente. Todos los cuatro barrancos y los otros á ellos unidos con Epina y sus agregados de que se dará razón en su lugar después del tomadero para el expresado estanque del Ingenio se reducen á dos que salen á el mar por la playa llamada el Puerto del Trigo de modo que habiendo crecidas en la Invernada se hace todo uno. Del citado estanque del Ingenio á el mar es un tiro regular con munición y á los vestigios de la casa de molienda llega el mar cuando se embravece. (Descripción. 1774. pp. 29v.-30v).

Es decir, en 1774 aún quedaban vestigios del Ingenio, ya completamente abandonado. En el lugar descrito como Casilla Pulgar se corrobora la existencia de una casa, que la descripción identifica como el lugar de molienda. Las aguas del barranco se desviaban más arriba hacia un estanque que estaba situado donde actualmente aparece el topónimo de Lomo del Ingenio, junto a La Joya (Hoya) de La Fuente. De ese estanque, que distaba del mar sólo «un tiro regular de munición» (G. Díaz y J. M. Rodríguez. 1990. p. 317) salía el herido por el que bajaban las aguas hasta el molino.

Muy cerca de este lugar se encuentra otro topónimo de una importancia muy relevante: Los Llanos de Blasino. Este nombre nos conduce a confirmar la fundación del ingenio azucarero de Alojera de la mano de los hermanos italianos de origen romano, Blasino y Juan Felipe Plombino, apodados «Romano «, a fines del siglo XV. Blasino Plombino tenía en La Gomera un ingenio de moler y hacer azúcar, cañaverales, aparte de viñas, molinos de pan y otras tierras de cultivo (F. Moreno. 19SS. pp. 120-121).

Siguiendo a G. Díaz y J. M. Rodríguez (1990. p. 315), el cultivo del azúcar penetraría en La Gomera de la mano del gobernador de Gran Canana Pedio de Vera, quien después de sofocar y castigar la rebelión de los indígenas en 1488 es posible que «siguiera actuando como asesor de Beatriz de Bobadiiia [viuda y señoia de la isla] en el gobierno y administración del señorío». A partir de que en 1498 se produjo el matrimonio entre Beatriz de Bobadiiia y el gobernador de Tenerife y La Palma Alonso Fernandez de Lugo, éste se convirtió en tutor de los hijos de aquélla, herederos legítimos del señorío de La Gomera y El Hierro. Esos mismos investigadores sostienen que como Fernandez de Lugo había sido impulsor de esta industria en Gran Canaria ahora como tutor del heredero del señorío -Guillen Peiaza y Bobadiiia-, daría un impulso definitivo a la misma en La Gomera.

En una fecha que debe de estar entre 1498 y 1500, Alonso de Lugo despojó a Plombino de sus propiedades en Alojera y, en compensación, les dio el 27 de febrero de 1500:

[…] vos doy en el Río de Güymar todo lo que se pudiere aprovechar con el agua que allí haya, la mitad para vos Blasino, e la otra mitad para vuestro hermano Juan Felipe, como a vezino. Esto porque vos,  Blasino, me os obligáys de allí hazer un ynjenio de agua si ser pudiere o de bestias, etc. […] vos doy de plazo de cuatro años primero syguientes para que los hagávs el dicho ynjenio […] (M. A Gómez. 2000, P- 20).

En la reformación del reparamiento, los testigos Gonzalo Rodríguez y Alonso de las Hijas, declaran que esta data fue en compensación «… de un engenio e parral e molino e tierras de cañas de açúcares que les tomó en la Gomera» (Ortíz. 1953 [1506]. p. 40).

Quizás esté aquí la explicación del repentino abandono al que hace referencia la leyenda. La actividad de los ingenios prácticamente cesó en la isla un siglo más tarde: a mitad del siglo XVII habían desaparecido los ingenios de la isla y a finales del mismo siglo sólo existían las ruinas de esta industria.

 

Autores: Juan Francisco Navarro Mederos y Juan Carlos Hernández Marrero (arqueólogos)

Extraído del XVI Coloquio De Historia Canario-Americana (2004)

Recopilado por Facebook Isla de La Gomera

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