Publicación de la obra colectiva “El Franquismo en Canarias”

A pesar de que cada día resulta más difícil mantenerse al día del trabajo que se lleva a cabo desde los múltiples centros de investigación estatales –por no hablar a nivel internacional– o por parte de investigadores que a título personal siguen contribuyendo a enriquecer y complejizar nuestras visiones del pasado, tenemos el deber de mantenernos vivos y militantes desde el punto de vista historiográfico. Este ha sido el principal compromiso del SIdIF desde el primer momento, con las obvias limitaciones que nos impone la implacable tiranía del tiempo, un problema que esperamos se solucionará de forma paulatina –aunque siempre paliativa– con la próxima incorporación de nuevos compañeros a las tareas propias del blog.

Presentación del libro El Franquismo en CanariasEn efecto, la magnitud de la tarea que nos hemos impuesto nos fuerza a ser selectivos, quedando en el camino trabajos de gran relevancia y valor que en otras circunstancias nunca deberían quedar fuera de nuestra órbita. La obra colectiva que hoy analizamos, El franquismo en Canarias, podría haber sido una más entre ellas, pero creemos que merece especial atención por diversos motivos, todos ellos de interés general para el conjunto de la comunidad historiográfica. Si hemos tenido durante muchos años un grave problema de “españocentrismo” en nuestra historiografía, limitación que muchos y muchas han contribuido a superar en buena medida, no menos grave ha sido el centralismo absoluto de los territorios peninsulares en nuestras visiones historiográficas y, más aún, de los principales focos político-económicos del estado, algo de lo que pueden dar buena fe quienes más activamente han contribuido a romper estas visiones hegemónicas. La importancia de los estudios realizados desde la perspectiva de lo local y lo regional, una realidad muy acusada en el terreno que nos ocupa por su condición insular, ha contribuido a introducir en los debates realidades empujadas a los márgenes de la historia, tanto por parte de los encargados de tomar las decisiones políticas en un momento dado como a causa de aquéllos que se han dedicado a analizar la gestación e impacto de dichas decisiones. En este sentido, es comprensible que se haya hecho un mayor hincapié en los centros de poder y los principales núcleos de movilización socio-política y producción cultural, dada su condición de ejes rectores de las comunidades políticas y sociedades enmarcadas dentro de los estados modernos. No obstante, no es lícito ignorar la compleja y diferente realidad de espacios extremadamente relevantes cuyo estudio puede aportarnos estímulos y sensibilidades diferentes, tanto a través del conocimiento de dichos casos como por medio del enfoque adoptado por los historiadores e historiadoras que los abordan. Sin lugar a dudas, estos pueden contribuir a arrojar nueva luz sobre una multiplicidad de fenómenos aparentemente inconexos o ajenos a esas realidades y, al mismo tiempo, propiciar una renovación historiográfica permanente, siempre necesaria.

Monumento a Su Excelencia el Jefe del Estado en la Avenida de Anaga de Santa Cruz de TenerifeHasta hace no mucho, dentro de los propios territorios peninsulares del estado español ha habido espacios marginados u olvidados donde la historia podría parecer que había pasado de largo, sin embargo, el trabajo de historiadores consagrados y nuevas generaciones que se han ido incorporando a la comunidad historiográfica han demostrado que hay mucho que aprender de lugares tan diversos y dispares como la Andalucía oriental, Galicia, Almería o Aragón, por citar sólo algunos casos. [1] Todo esto ha hecho posible que centremos nuestra atención en otros espacios y sujetos históricos. Tal y como avanzaba más arriba, su importancia no radica tanto en el hecho de que puedan ser más o menos paradigmáticos o representativos de la realidad del momento, ni tampoco de la importancia que pudieran tener en el devenir del propio franquismo, que es la realidad política que sirve de marco para la obra aquí abordada, sino por las inquietudes que pueda despertarnos a la hora de pensar la historia de otro modo y emprender nuevos caminos y proyectos historiográficos. El franquismo en Canarias se enmarca en estas preocupaciones, entre muchas otras, y la obra se gesta en el curso de los debates y la interacción de las investigaciones contenidas en ésta en el curso de los debates mantenidos en el Encuentro de historia sobre el franquismo en Canarias, celebrado entre el 22 y el 26 de abril de 2013. No menos, esta obra es debida a la inquietud de Aarón León Álvarez y todos los que a nivel institucional o personal han apoyado su magnífica iniciativa, pues ha sabido generar el espacio adecuado donde hacer confluir las inquietudes compartidas por múltiples historiadoras e historiadores canarios y otros colegas peninsulares interesados por la cuestión. Buena muestra del buen hacer del propio Aarón León son otros precedentes con valor por sí mismos, como el Encuentro de Historia sobre la Segunda República en Canarias, que también tuvo como resultado otra interesante publicación que desde aquí recomendamos. [2] De algún modo, se trataba de abordar desde diferentes perspectivas, dentro de un marco necesariamente amplio, el impacto de las políticas de la dictadura franquista sobre el Archipiélago. Faltaría por abordar en un futuro el lugar que las Islas ocuparían en el conjunto del nuevo estado y la comunidad nacional creados al calor de la guerra civil, es decir, cuestiones como la percepción de las Canarias desde la Península y viceversa, dimensiones esenciales para entender el periodo e, incluso, determinados aspectos de la actualidad. Para ello se analizan los principales vectores que caracterizaron los cuarenta años de dictadura, adoptando para ello múltiples perspectivas como los estudios de la violencia, la dimensión de género, la historia política, la historia cultural, la dimensión de la vida cotidiana, los estudios sobre represión y depuración en el ámbito de la educación, las conexiones de la realidad canaria con algunas experiencias centrales de la guerra civil europea, estudios de élites, historia económica con una potente dimensión social, la relación de la Iglesia con la sociedad, el nacionalismo, etcétera. Se trata de temas clásicos sobre los cuales existe una amplia tradición de estudios en España, con lo cual se viene a llenar un vacío historiográfico importante para el caso de las Canarias. No obstante, por encima de todo se ha creado una plataforma de enorme potencial para impulsar futuros avances historiográficos en forma de proyectos editoriales, nuevas investigaciones o encuentros insulares e interestatales, todo lo cual permitiría explotar la gran labor hecha hasta ahora, de la cual El franquismo en Canarias debe ser tan sólo el primer paso.

La acción del nuevo estado en las Canarias. Moya, camino de San Fernando.La obra constituye una fantástica herramienta de trabajo que establece un extenso y rico -a la par que útil- vuelo de pájaro sobre el franquismo en Canarias a través de diferentes casos de estudio. Historiográficamente puede decirse que se ha acometido una cuenta pendiente de las historiadoras e historiadores canarios para con la profesión: visibilizar y sistematizar los estudios sobre el franquismo en Canarias de cara a dar un impulso a los estudios y ofrecer una primera visión de conjunto de un territorio mantenido durante décadas en el ámbito político-económico como una suerte de espacio colonial, algo a lo que sin duda contribuyó el propio régimen. Cualquier cosa que se haga en el futuro sobre el franquismo en Canarias habrá de pasar necesariamente por este trabajo colectivo, sobre todo por el ambicioso estado de la cuestión que ponen a nuestra disposición Blanca Divassón y el propio Aarón León. Desde mi punto de vista, el conocimiento del franquismo en las Islas debe orientarse a partir de las preguntas adecuadas, incluso a través del punto de vista necesario, que procedería de la particular relación de las Canarias respecto a la Península o, si se quiere, del lugar de éstas respecto a los territorios peninsulares, lo cual sin duda aportará la sensibilidad necesaria y nos dará la medida adecuada para abordar el periodo histórico en cuestión, como ya se puede percibir de hecho en muchos de los trabajos que componen la propia obra o en la propia introducción, que constituye toda una declaración de intenciones. Ser historiador isleño y serlo dentro del estado español debe ser un estímulo más que suficiente para invitarnos a complejizar el pasado, algo en lo que insiste una y otra vez el propio Aarón. Este interés por el franquismo deja entrever mucho trabajo por delante, algo a lo que no somos ajenos los historiadores y las historiadoras peninsulares, algo que fue destacado por Pere Ysàs en la conclusión del VIII Encuentro Internacional de Investigadores del Franquismo, quien señaló la necesidad de potenciar las investigaciones centradas en una década relativamente desconocida como es la de los 50, sin ir más lejos.

Detenidos durante el golpe de estado en Tenerife.Finalmente, avanzar en los estudios sobre el franquismo puede suponer avanzar en muchas visiones, alumbrar nuevos objetos de estudio particularmente interesantes en un marco extremadamente complejo y cambiante como es el de las Canarias durante la segunda mitad del siglo XX. Algunas de esas cuestiones pendientes son la vida cotidiana, el antifranquismo y la propia transición, así como los profundos cambios socio-económicos y culturales y la relación de los propios isleños con la diáspora canaria en Latinoamérica y la Península Ibérica; todo ello siempre con un ojo puesto en lo que supone la dictadura para el conjunto de los territorios del estado, es decir, integrando el conocimiento del caso canario en las visiones más globales del franquismo, lo cual contribuirá sin duda a enriquecer ambas dimensiones. Por eso, El Franquismo en Canarias nos propone un interesante marco interpretativo de conjunto donde se enmarca el conjunto de las aportaciones de la obra; éste tiene como autores a algunos de nuestros más activos colegas, todos ellos caracterizados por la atención prestada a los debates historiográficos internacionales y por el mimo que ponen en el cuidado y difusión de los más importantes avances conceptuales y metodológicos. Así pues, Francisco Cobo aborda una cuestión en la que ha trabajado in extenso a lo largo de los últimos años, a saber: el análisis del lenguaje y la construcción del mito de la guerra como episodio fundacional y legitimador del nuevo régimen y, al mismo tiempo, como espacio simbólico para la convergencia de sus apoyos sociales. [3] Por su parte, Julián Sanz presenta una síntesis de sus principales interpretaciones en torno a una cuestión en la que se ha situado como uno de los expertos más punteros de la historiografía española: la construcción de las instituciones y las élites del régimen a nivel local y provincial. [4] En tercer lugar, Inmaculada Blasco, una de las historiadoras que más ha hecho en los últimos años por introducir, aplicar y potenciar en nuestra comunidad historiográfica los principales debates y avances en torno a la dimensión de género, aporta un interesante estado de la cuestión sobre el lugar del género en las investigaciones sobre el franquismo. [5] Finalmente, un experto de primer orden como Antonio Francisco Canales nos ofrece una visión muy particular sobre el ultranacionalismo franquista y sus políticas de nacionalización dirigidas a la construcción de una comunidad nacional por medio de la educación. [6]

Autoridades cívico-militares en Tenerife tras el golpe de estado.El franquismo, como en su caso todos los fascismos europeos que llegaron al poder y pusieron en marcha sus políticas de nacionalización de masas, [7] supone un parteaguas en la historia española del siglo XX y, obviamente, resulta decisivo para entender lo que somos hoy como sociedad, algunas de nuestras percepciones y, finalmente, el lugar que ocupamos territorial e institucionalmente. Y es que, la dictadura no fue un mero paréntesis, tal y como se ha pensado muchas veces, pero al mismo tiempo fue algo sin precedentes, como ocurre con el resto de fascismos, propiciado en este caso por la excepcionalidad de la guerra civil, el ascenso de la sociedad y la cultura de masas y la consolidación del capitalismo a nivel global. Seguramente, todo esto se acentúa en unos casos y adopta características particulares en otros dentro de la realidad canaria por su particular condición de Archipiélago. Así pues, me parece sumamente loable el esfuerzo de Aarón y todos los que han colaborado en esta empresa, quienes lejos de compartimentar la realidad tratan de integrar la especificidad canaria dentro del marco común del franquismo a nivel estatal huyendo de visiones encerradas en la mera realidad de cada isla o en la división provincial del Archipiélago. Los últimos avances historiográficos muestran el camino que ha abierto la “historia desde lo local” y, al mismo timepo, la necesidad que tenemos de visiones de conjunto.

Fascistas en La Hermigua (Isla de la Gomera) durante la guerra civil.Finalmente, la obra nos deja una cuestión importante, como es la de las dificultades para hacer llegar la historia a la sociedad y los conflictos que ello genera, como pone de manifiesto el capítulo dedicado a la transcripción de los debates que se mantuvieron en el curso del Encuentro, una idea particularmente novedosa a la que no estamos acostumbrados. Así pues, la conexión entre la historia y la sociedad es un reto compartido que hay que asumir y para el cual hay que buscar respuestas en común y marcos de trabajo compartido, porque tal y como demuestra el propio encuentro que parió este libro es a través de la cooperación y el trabajo en equipo que podremos conseguir los resultados que anhelamos y obtener unos instrumentos de análisis eficaces en el conocimiento del pasado. Sin duda alguna, el mejor modo de llegar más lejos es tender redes de sociabilidad a nivel historiográfico y mantenerlas activas en un feedback constante. En este sentido, qué duda cabe, este ha sido también el anhelo del SIdIF, cuyas puertas están abiertas de forma permanente para todo aquel que tenga algo relevante que aportar sobre nuestros intereses compartidos, como es el caso de la larga nómina de autores que han construido El franquismo en Canarias.

DATOS BÁSICOS SOBRE LA OBRA:

Año: 2014

Editorial: Instituto de Estudios Canarios – Le Canarien ediciones

Número de páginas: 650

Precio: 25 euros

Enlace a la obra en la página de la editorial: El Franquismo en Canarias

NOTAS:

[1] Por citar algunos de especial relevancia o interés véase Óscar RODRÍGUEZ BARREIRA: Miserias del poder. Los poderes locales y el nuevo Estado franquista 1936-1951, València, Publicacions de la Universitat de València; Miguel Ángel DEL ARCO: Hambre de siglos. Mundo rural y apoyos sociales del franquismo en Andalucía Oriental, 1936-1951, Granada, Comares, 2007; Julián CASANOVA et. alii (ed.): El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón, Madrid, Siglo XXI, 1990; Ana CABANA: La derrota de lo épico, València, Publicacions de la Universitat de València, 2013; Cristian FERRER GONZÁLEZ: Lluitadors quotidians. L’antifranquisme, el canvi polític i la construcció de la democràcia al Montsià (1972-1979), Lleida, Universitat de Lleida, 2014 (véase Lluitadors quotidians); Pelai PAGÈS I BLANCH: Franquisme i repressió. La repressió franquista als Països Catalans, València, Universitat de València, 2004.

[2] Aarón LEÓN ÁLVAREZ (coord.): La Segunda República en Canarias. Actas del Encuentro de Historia sobre la Segunda República en Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Libreando Ediciones-Le Canarien Ediciones, 2012.

[3] Recomendaría muy especialmente Francisco COBO: “Los apoyos sociales a los regímenes fascistas y totalitarios de la Europa de entreguerras. Un estudio comparado”, Historia social, 71 (2011), pp. 61-87 y “El franquismo y los imaginarios míticos del fascismo europeo de entreguerras”, Ayer, 71 (2008), pp. 117-151.

[4] Julian SANZ: “El partido fascista y la conformación del personal político local al servicio de las dictaduras de Mussolini y Franco”, Historia social, 71 (2011), pp. 107-123 y “Jerarcas, caciques y otros camaradas: el estudio de los poderes locales en el primer franquismo”, Historia del presente, 15 (2010), pp. 9-26.

[5] Destacaría por su interés para la cuestión Inmaculada BLASCO: “Ciudadanía y militancia católica femenina en la España de los años veinte”, Ayer, 57 (2005), pp. 223-246 y “Sección Femenina y Acción Católica: la movilización de las mujeres durante el franquismo”, Gerónimo de Uztariz, 21 (2005), pp. 55-66.

[6] Querría destacar una obra colectiva poco conocida pero particularmente interesante como es Antonio Francisco CANALES SERRANO y Amparo GÓMEZ RODRÍGUEZ (eds): Ciencia y fascismos. La ciencia española de posguerra, Editorial Laertes, 2009.

[7] Para la centralidad del fascismo en el siglo XX véase Mark MAZOWER: Dark Continent: Europe’s Twentieth Century, Vintage, 2000.

 

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