«La Voz de Junonia», un refugio contra el caciquismo de La Gomera

La Voz De Junonia fue un periódico editado, no en La Gomera como podríamos pensar por su nombre, sino en La Laguna. Fue realizado por la juventud estudiantil de La Gomera residente en Tenerife. Este periódico fue un auténtico altavoz de protesta para nuestra isla que, durante el tiempo que se editó -1921/1924-, denunció sin miramientos las injusticias sociales que sufría La Gomera, siendo el caciquismo centro de sus objetivos pues ralentizaba el progreso económico de la Isla. Otro punto que era muy criticado por estos jóvenes gomeros, entre los que se encontraban entre otros Pedro García Cabrera, los hermanos José y Pedro Bethencourt Padilla y el famoso pintor José Aguiar, era la defensa de los intereses económicos de La Gomera y la defensa de nuestros bosques (la isla sufría una enorme deforestación sin control). Sirva el siguiente artículo como un ejemplo de la inquietud de estos jóvenes gomeros que no escaparon de los ataques de los grupos conservadores de la sociedad gomera.

El colega de la «La voz de Junonia» se ocupa en su último número de tal particular por lo que a la Gomera respecta, y dice:

«Nuestra carretera y nuestro puer­to es hoy ya para nuestra agricultura tan indispensable como el agua y el sol, y por serlo, es preciso que sin pérdida de tiempo se destine a nuestra Isla, con carácter permanente, un Ingeniero y un ayudante que puedan estudiar sobre el terreno la forma de subastar inmediatamente algunos tro­zos de nuestra carretera, ei túnel de ia misma, caminos vecinales y el proyectado puerto, obras, todas ellas, que seria buen negocio para las so­ciedades de construcciones que han controlado las obras de Tenerife y de Las Palmas. Es preciso que la Jefatura de O. P. piense y medite en la gran responsabilidad que implica el desoír nuestras respetuosas indicaciones y lo que supondría, que, como consecuencia natural, alguien, sin re­lación alguna con la política del Ar­chipiélago alzase su voz en ei Parla­mento para tratar de todos estos asuntos,  con la abundancia de datos que proporcionan diez años de fracasos, con la garantía que da la inmunidad de la toga parlamentaria. Piense también la jefatura citada, que nuestro órgano todo lo modesto que se quiera pero fiel reflejo de la sana opinión de nuestra Isla, ya se lee también en las direcciones generales de la Corte, piense y mediten estos ruegos amistosos antes que ia paciencia se agote, porque llegado ese momento todos los recursos que empleemos nos parecerán nobles en el logro de las justas aspiraciones de nuestro pueblo»

Asiste al colega sobrada razón. Muchas ocasiones hemos dedicado espacio en este periódico a tal abandono e ignoramos que se haya obtenido resultado.

Pero no hay que desmayar. Debe continuarse la campaña hasta obtener el apetecido resultado

Destrucción de montes.

Los montes de la Gomera vienen siendo víctima de talas considerables, amenazando destruirlos en absoluto si al abuso no se pone enérgico re­medio.

Casi a diario leemos la noticia de que se está instruyendo sumario por daños de mayor o menor importancia,algunos gravísimos, en ios montes de la Gomera

Sobre este importante particular, de Hermigua dice «Un ciudadano» a «La Voz de Junonia»:

«Ahora, casi todos los días, pasan por estos caminos muchas personas cargadas de gajos, procedentes del monte público. Esto es una verdadera calamidad, que determinará el exter­minio del arbolado si esto continúa. Deben las autoridades locales tomar alguna determinación para que esto no siga y caso de ser atendidas estas reclamaciones, denunciar los hechos ai señor ingeniero Jefe de Montes. Pudiera ponerse remedio, tal vez, haciendo lo que voy a proponer. Si a las personas que vienen dedicándose a a venta de gajos se les señalara, por un empleado de montes, sitio donde poder cortar lo que hayan en los troncos de los árboles. o a la altura de dos metros o poco menos, indicando para ello algunos días cada semana, y terminado de limpiar un trozo de monte, señalar otro, siempre a la vista del empleado que se halle al tanto de lo indicado, y así sucesivamente, según se fuere dejando limpio, es de creer que se podría traer gajos al pueblo sin perjuicio pa­ra el arbolado.

Ahora resulta que cortados donde quiera y como quien, da pena con­templar algunos trozos de monte, que no parece son árbotes lo que hay si no mástiles de navíos. ¡Qué vergüen­za!.

No hace muchos años que en el camino del  sitio denominado «El bai­ladero» próximo a «La Meseta», no se distinguía cruzar una persona; hoy es tal lo esqueléticos que se hallan los árboles de allí, que se perfec­tamente transitar los conejos.

El mal es gravísimo para que se mire con indiferencia.

Contra esos ayuntamientos que no tramitan las denuncias que les hace e! personal forestal, debe procederse con toda suerte de rigores, para con­vencerlos de que es muy grande la importancia de los montes y muy be­néfica su influencia, para hacerlos objeto de mutilaciones dolorosas en favor de una fracción política, sea cual fuere su matiz»

Diario El Progreso. Jueves, 5 de julio de 1923.

 

 

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