El primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado este miércoles que la venta de vehículos diésel y gasolina estará prohibida en el Reino Unido a partir de 2030, diez años antes de lo previsto. Sin embargo, los vehículos híbridos que »pueden recorrer distancias significativas sin emitir carbono» seguirán estando a la venta hasta 2035, precisa un comunicado gubernamental.
En total, se planea asignar más de 3.200 millones de dólares para respaldar la transición a los coches con cero emisiones de carbono. Concretamente, 1.700 millones se destinarán a acelerar la construcción de puntos de recarga eléctrica en todo el país. A la vez, el Ejecutivo británico se compromete a apoyar mediante subvenciones a los compradores de coches con emisiones de carbono ultrabajas o cero.
Rebecca Newson, responsable del departamento de Política de Greenpeace en Reino Unido, celebró el inicio del fin de los vehículos a gasolina y diésel, destacando en su cuenta de Twitter que »todavía queda mucho por hacer», aunque ‘la decisión del Gobierno «es un gran avance para el clima, los puestos de trabajo verdes y el aire limpio».
La prometedora iniciativa para prescindir gradualmente de los automóviles contaminantes es una de las 10 metas del plan ambiental del gabinete de Boris Johnson, que aspira a hacer realidad una revolución verde en materia industrial. Además de los beneficios para el medioambiente, esta ambiciosa transición creará unos 250.000 nuevos puestos de trabajo altamente cualificados, según estima el Ejecutivo.
»A pesar de que ese año ha tomado una dirección muy diferente a la que esperábamos, no me he olvidado de nuestros ambiciosos planes», subrayó Boris Johnson, reiterando los compromisos en el ámbito ecológico del Reino Unido, que con el nuevo plan en marcha planea engrosar las filas de los países que están a la vanguardia de la lucha por reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono.