Un vecino denunciaba la situación de Agulo incluido el secuestro de la prensa (1898)

Sr. Director de LA OPINIÓN.

Muy Sr. mío y distinguido amigo:

Cumpliendo lo prometido en mi anterior de darle cuento en lodos los correos, de los acontecimientos más importantes ocurridos en esto desventurada isla, una de !os más castigadas en la presente situación, por los incondicionales servidores del cacique teldeño, empiezo manifestándole que aquí, los empleados leoninos de Puertos francos, no sirven más que paro Agentes electorales.

Ayer salió de esto Capital, fletando el pailebot Cometa, el empleado don Alonso Ascanio Trujillo, vecino de Agulo, lugar de su residencia, con la honrosa misión de presentar una denuncia ante el Sr. Juez de Instrucción, a fin de que se procediera al procesamiento del Ayuntamiento suspendido, para que hagan la elección a puerta cerrada los cinco interinos que quedan a este municipio de los doce que debían componerlo.

No han podido conseguir que el señor Ministro de la Gobernación lo procesase por el expediente del ex-gobernador interino Sr. Pineda, y como conviene a esta media docena de servidores hacer ver, por medio de ilegalidades, que cuentan con fuerza aquí en este pueblo, enemigo acérrimo del leonismo, han acudido a medios reprobados por los personas de sano criterio, es decir, a las denuncias falsas, solo con objeto de conseguir el fin que persiguen.

Si al denunciante se le exigiera el cumplimiento de los requisitos que la ley ordena para responder a las consecuencias que le puede acarrear el proceso, con seguridad afirmamos que no llevaría a cabo la denuncia; pues aquí nos encontramos resuellos a todo antes que consentir que imperen las arbitrariedades de los que, escudados con la omnímoda protección que les presta D. Fernando León y Castillo, violan, barrenan y atropellan la ley sin temor a nada ni a nadie.

En pleno período electoral han destituido los Alcaldes Pedáneos que saben firmar; pero las elecciones, con procesamiento o sin él, las haremos donde se nos admite el voto aunque sea en medio de la plaza pública.

El periódico LA OPINIÓN es secuestrado apenas llega a este pueblo, y en cuanto al servicio de correos continúa lo mismo que anteriormente. No hay individuo de alguna significación política, que no le suceda que, o bien recibe sus cartas con retraso, o bien se le extravían como me sucede a mí.

Se encuentra en esta isla un tal don Jerónimo Cabra de la Vega al cual no se le ve por esta villa sino únicamente cuando hay temporales leoninos. Procuraré estar a la mira de sus actos para que se le corten los vuelos en el caso de que se remonte demasiado, pues valiéndose de lo protección de Macías, Pineda y C. suele dejar Ayuntamientos en blanco como sucedió al de Alajeró en la última etapa del desdichado leonismo.

Aprovecho lo ocasión de salir un propio, para mondarle estas cuatro líneas: Queda siempre a sus órdenes S. S. y amigo.

F. V.

Vallehermoso, 11 de Marzo de 1898.

La Opinión (Santa Cruz de Tenerife) – 18/03/1898