La pesca del atún en La Gomera: detalles sobre la importancia y desarrollo de esta industria y artes que en ella se utilizan (1926)

Articulo extraído del diario La Prensa y que fue publicado el domingo 9 de mayo de 1926

La pesca del atún en aguas de la Gomera se practica desde muy antiguo y su preparación en salmuera se remonta quizá a fines de la décima octava centuria, pues en la playa de San Sebastián quedan vestigios de una factoría, a la que se atribuye en el país más de un siglo de antigüedad.

Ahora bien, la industrialización de este pescado en cantidad apreciable, es de fecha relativamente próxima, y aunque carecemos de datos precisos que alejen toda posibilidad de error, vamos a dar una somera noticia relativa al desenvolvimiento de dicha fuente de riqueza en los últimos tiempos.

Hace muchos años, quizás más de setenta, los señores Casanova, naturales de Isla Cristina (Huelva), afincaron en la Gomera y fabricaron salado de atún en la playa de Erece. Más tarde, don Pastor Casanova se estableció en Valle Gran Rey, montando una factoría que funciona en la actualidad bajo la razón social «Casanova Hermanos», hijos del citado y personas muy conocidas y estimadas en toda la Isla.

Al principio de este siglo, el súbdito italiano don Mario Novaro Parody, familiar de la Casa Parody, de Génova, una de las más respetables firmas del mercado mundial de conservas (Je pescado, creó una factoría en Argueniguin (Gran Canaria), en terrenos del señor Conde de la Vega Grande, subsistiendo aún el edificio, destinado hoy a almacén de frutos.

Poco después se trasladó el señor Novaro a la Isla de la Gomera, estableciéndose definitivamente en el lugar denominado «La Cantera», donde tiene una fábrica de conservas, cuyos productos son muy estimados por su esmerada elaboración.

La entidad salazonera Lloret-Llinares, de Alicante, tan conocida en el mercado español de Levante y establecida en varios puntos de la costa española y ‘Norte de Marruecos, y también montó una sucursal en Mogaju (Sur de Gran Canaria), y otra en la Gomera -Playa de la Rajita- hace más de quince años, dedicándose con especialidad a fabricar salazón de atún y bonito.

En la actualidad, dicha sociedad ha extendido considerablemente su campo de operaciones, construyendo en sus terrenos de la «Rajita» una fábrica de conservas a la moderna y otra de hielo, teniendo por objeto esta última, surxu a materia a los vapores «trawlers» de una casa armadora catalana, que han sido contratados por los señores Lloret-Llinares para pescar atún en la vecina costa africana y transportarlo en fresco a la «Rajita», donde será elaborado.

Nuevas empresas industriales

Con posterioridad a las citadas, se creó en la playa de Santiago y trabaja hoy bajo la firma «López y Compañía», «Salazones y conservas de la Gomera», una empresa que desde hace cuatro o cinco años fabrica salado y conservas de atún, bonito, güelde, calamar y otros pescados tan abundantes en aguas de la Isla.

La existencia del atún de Canarias, en cantidad suficiente para constituir un buen negocio, se captura, con fines industriales, ha permanecido casi ignorada durante un largo período y la concurrencia de sus productos al mercado peninsular ha sido tan escasa que hasta fecha muy próxima no atrajo la atención de algunas poderosas entidades, que tanto en nuestra nación como en Italia, se dedican especialmente a salar y enlatar dicho pescado.

Hacia principios de Agosto del año antepasado, 1924, la casa italiana «Florido y C.» sentó sus reales en Guía de Isora (Tenerife), estableciendo un centro industrial para trabajar el atún, bonito, sardina, etc., pero habiendo observado que la producción del primero es muy escasa en el Sur de Tenerife, se ha organizado de modo que lo pesca en La Gomera y en la playa de San Sebastián construye ahora un edificio, que, según nuestras noticias, será muy pronto dotado de la maquinaria y elementos de fabricación necesarios.

Los señores Trujillo Hermanos, de Valle Gran Rey, que también se dedicaron a este negocio, pescan ahora para la casa Florio. Por último, en el mes de Abril de pasado año, se instaló en San Sebastián, con la representación de una empresa muy respetable y antigua del sur de España, el señor Bendala Palacios, que actualmente elabora salado de atún y bonito.

A fines de Septiembre adquirió un extenso solar lindante con la playa para edificar la fábrica de conservas y tiene en tramitación un expediente de concesión de una parcela de la zona marítimo-terrestre, para la ejecución de varias obras de gran importancia y de cuyo proyecto es autor el ilustrado ingeniero de esta capital don Juan Muñoz Pruneda.

Elementos empleados para la pesca del atún y modo de practicarla

La pesca del atún en la Gomera se ejecuta con los medios y procedimientos más primitivos, es sencillamente Ja pesca, al cordel, como en tiempos de los fenicios.

Los barcos que se emplean son botes de cinco a siete metros de eslora, setenta u ochenta centímetros de manga y algo menos de puntal, tienen dos proas muy tendidas y son todos ellos extremadamente finos y veloces, tanto a la vela como a remo.

Parece increíble que con tan frágiles embarcaciones sean los gomeros bastante osados para aventurarse mar adentro en pos de la captura de animal tan fuerte y corpulento como el atún, pero así es la realidad y nosotros hemos tenido ocasión de ver en una misma tarde a veinticinco o treinta barquillos, no solo cargados hasta las cintas, sino llevando cada uno de remolque a varios atunes, que ya no podían embarcar sin peligro eminente de zozobrar por exceso de carga y navegar en dicha agua más de dos horas hasta llegar a tierra.

Es cierto que los pesqueros donde lanzan sus cordeles no están muy lejanos de la costa (a un par de millas), y que se hallan situados en la llamada «zona de las calmas» donde la mar apenas se mueve, mientras soplan los vientos del norte y brisas casi constantes durante la mayor parte del año, pero también hemos de reconocer el valor y habilidad desplegados por los gomeros en esta pesca.

Los referidos botes navegan a la vela y a remo, constando su tripulación de cuatro a seis hombres, según sus dimensiones, algunos muy pequeños llevan solamente tres tripulantes y los mayores ocho.

Otros detalles sobre las operaciones pesqueras

El aparejo completo de cada barco se compone de ochenta a cien liñas o cordeles y variable número de ‘anzuelos ; cada liña suele tener unas veinticinco brazas y su grueso y resistencia varía con la época del año en que se emplean, siendo las más corrientemente usadas de doce, quince, diez y ocho, veintiuno, veinticuatro, veintisiete, treinta y treinta y tres hilos de hilaza de cáñamo torcida ; los anzuelos son de hierro acerado, muy fuertes, recibiendo los nombres de mayor a menor tamaño, de fondo, medio-fondo, vellisco o superficie y de bamba.

Como engodo del atún y para cebar los anzuelos se utiliza preferentemente la caballa, que nunca escasea en la Isla.

Además de su vela, sus dos o cuatro remos y las liñas y anzuelos de atún, lleva cada barco el aparejo de caballa, tres o cuatro bicheros para izar a bordo el pescado, luces de carburo y petróleo, enseres de «cocina, agua, leña, comestibles y; en fin, todo lo necesario para la vida de su tripulación; durante los ocho o diez días que dura «cada viaje. ‘

Una vez equipados los botes, si el tiempo lo permite y se tienen noticias de la presencia del atún, se dirigen primero a proveerse de caballas, cuya pesca llevan a cabo antes del amanecer, y después navegan mar adentro hasta situarse en los pesqueros, llamados «bajos», cuyas mareas son conocidas de todos los pescadores, cuatro son los bajos principales, que se denominan de la «Herradura», el «Becerro», de «Enmedio» y la «Dama», pudiendo calcularse que en ellos existen fondos variables entre 200 y 300 metros.

Según su tamaño; y, número -de sus tripulantes, cada barco es mantenido en el sitio de la pesca por uno o dos hombres puestos a los remos, y los otros largan a la mar dos o tres calas de liñas con sus anzuelos encebados (generalmente una cala por la proa y por por la popa), aguardando pacientemente a que pique el atún y arrojando de cuando en cuando un poco de engodo para atraerlo.

Al pegar o enganchar un pez, según la fuerza que este mande o la destreza del pescador, qué suelta o hala aconsejado por su práctica, sube más o menos pronto a la superficie donde, se le embichara y mata a palos en el morrillo antes de izarle a bordo. La operación es larga y pesada y requiere más habilidad que fuerza.

En las últimas horas de la tarde o casi anochecido regresan los barcos a sus factorías a entregar el fruto de su pesca o se fondean en las playas de refugio de Erece, la Negra, el Molió, la Cantera, la Rajita, Santiago, etc., donde pasan la noche para continuar la faena al día siguiente hasta dar por terminado el viaje.

Características del atún de Canarias

Aun cuando muy a la ligera, por carecer de datos y tiempo para un estudio más amplio sobre el particular, esbozaremos algunas diferencias importantes que a nuestro juicio existen entre el atún del archipiélago canario y el capturado por las almadrabas de la Península.

Existen en Canarias unas cuantas variedades llamadas «atuna», «patudo», «pez-ley», «rabil» y «barrilote», las dos primeras son muy parecidas al atún de almadraba, pero las tres últimas son casi desconocidas en las almadrabas.

En general, todo el atún de la Gomera es mucho más pequeño que el peninsular, lo cual no impide que de cuando en cuando se cojan aquí hermoso ejemplares, pues el año pasado recordamos haber visto uno de doscientos kilos y el día 5 del corriente mes, un «patudo» desembarcado en San Sebastián para la factoría del señor Bendala, pesó 116 kilos.

De las referidas variedades, el «patudo», corpulento y flaco, abunda en invierno; el «rabil», de peso medio — 60 kilos —, muy gordo, grasiento y de carne rosada, buena para conserva, aparece en Mayo y se pesca mucho todo el verano; el «barrilete», de pequeño tamaño — 15 a 25 kilos — tiene la carne muy blanca, fina y de excelente gusto y suele aparecer en otoño, pescándose también en Enero y Febrero.

En tiempos no muy remotos se pescaba atún al curricán en el Estrecho de Gibraltar y aún hoy se utiliza dicho aparejo en el Cantábrico, pero el gran desarrollo alcanzado por estas pesquerías mediante el empleo del arte llamado «almadraba», ha hecho que se abandone por completo aquel imperfecto medio, y, por tanto, puede afirmarse que la temporada de atún en la Península comienza al final de Abril, que es cuando se calan las almadrabas y entra el pescado de derecho y termina hacia mediados de Agosto, en que concluye el paso del pescado de retorno o revés.

En la Gomera se coge el atún con mayor o menor intensidad durante todo el año, con las obligadas interrupciones impuestas por los temporales en invierno.

Desde principios de Enero hasta Abril el pez come y se captura en la superficie, dando el promedio mínimo de peso, 30 kilogramos; en Mayo, Junio, y Julio, pica el cebo a gran profundidad y las piezas- son mayores y de mejor calidad; en Agosto disminuye la pesca, animándose más tarde, hacia mediados de Septiembre; para caer casi por completo en Noviembre y Diciembre.

Las diferencias apuntadas entre el atún de la Península y el de Canarias, las variedades de éste y su permanencia durante todo el año en aguas de la Gomera, nos hacen pensar que, si bien alguna de esas variedades se incorpora al banco general que en primavera pasa bordeando la costa sur de España, para penetrar por el Estrecho de Gibraltar en el Mediterráneo a en sentido inverso, volviendo al Océano Atlántico, hay otras que son propiamente del país, pues en las costas de la Gomera y otras Islas permanecen de continuo por encontrar en ellas los pastos y alimentos necesarios para su vida.

Lamentamos que nuestros escasos conocimientos nos impidan tratar con más extensión tan interesante materia.

Situación de los pescadores en las diferentes épocas.

Hasta fecha reciente los barquitos pesqueras y sus aparejos eran casi en su totalidad de propiedad de los patrones o tripulantes, que en la época del atún vendían este pescado a las factorías primeramente establecidas; y refieren los actuales marineros, que aún no hace muchos años su precio era de doce a veinte pesetas los cien kilos en fresco; hubo temporada en que bajó a cinco pesetas y ni aun así podían vender toda su pesca, por falta de compradores.

La creación de la factoría de Santiago y- el aumento de la demanda en las otras, provocó un alza de precio y en el año 1924 se vendía ya a 36 y 38 pesetas.

En el año pasado, y coincidiendo con la instalación de los señores Florio, en Guía de Isora, y Bendala, en San Sebastián, se encareció más la materia prima., que hasta el mes de Abril se pagó a 50 y 53 pesetas y desde primeros de Mayo alcanzó a 60 pesetas los cien kilos, que es el precio actual.

Aparte de la gran ventaja que para el pescador supone el haberse duplicado el precio del atún, o sea, de su trabajo, en el término de un solo año, disfruta de otras mejoras tan importantes y valiosas, que se puede asegurar rotundamente que el pescador gomero es el mejor retribuido de la nación, hoy día.

Desde el año pasado acá, los industriales adquirieron, comprándolos a. precios muy altos, casi todos los barcos de pesca que existían en la Gomera y además construyen rápidamente los que van necesitando; igualmente compraron los aparejos de pesca; de modo que en la actualidad el industrial-armador entrega al patrón el barco completamente equipado para la pesca, siendo de cuenta del primero la recomposición y entretenimiento del buque, preparación y reposición del aparejo y enseres inutilizados; es decir, el marinero no pone más que su trabajo personal y recibe sin cargo, ni responsabilidad práctica alguna, el barco al completo, enseres de cocina, el agua y la leña para condimentar sus comidas, el importe del alquiler de la casa que habita en la población, asistencia médica gratuita y 60 pesetas por cada cien kilos de atún en bruto que entrega en la factoría, más algunas gratificaciones especiales en metálico y en especie de tiempo en tiempo.

Además, cada factoría dispone de uno o dos barcos a motor, cuyo servicio consiste en remolcar a los botes cuando van y vuelven de la pesca y recojerles el atún a diario en el mismo pesquero, surtiéndoles también de leña, agua, carburo, petróleo, sal y haciéndoles cuantos recados necesitan para sus familias mientras dura el viaje; este servicio es de cuenta de la factoría.

Otras ventajas de las que disfrutan los pescadores

En las épocas de poca pesca o en circunstancias especiales, los industriales hacen anticipos en metálico a sus pescadores, sin otra garantía que la confianza en su honradez, alcanzando en ocasiones sumas importantes dichos anticipos y cuando falta el atún y abundan otras clases de pescado no vendibles a las factorías, los pescadores pueden utilizar los barcos como si fuesen de su exclusiva propiedad sin pagar por ellos alquiler alguno.

En tales circunstancias no es de extrañar que toda la marinería de la Gomera viva hoy con relativo desahogo, que podía ser mejor si los más de ellos no derrochasen en bebidas alcohólicas gran parte de sus ganancias; recordamos que en el mes de Mayo pasado un solo barquillo de San Sebastián percibió como precio de su pesca, en un viaje de catorce días, cinco mil pesetas a partir entre sus seis o siete tripulantes, y en lo que va de año hay tres o cuatro que pescaron en un día por valor de más de mil pesetas cada uno.

La noticia de estas ventajas y la constante demanda de obreros, ha hecho afluir a la Gomera gran cantidad de personal marino de las islas cercanas y durante los meses de intensa pesca acuden marineros del Hierro, La Palma, Tazacorte, Guía, Alcalá, Cristianos, Adeje, Garachico, Santa Cruz, San Andrés, Punta Hidalgo y otros lugares, habiéndose ya establecido definitivamente en la Gomera varios de estos forasteros con sus familias.

Pasado, presente y porvenir de la pesca y preparación del atún en La Gomera

Según dijimos al principio, el desenvolvimiento de esta industria se ha deslizado lánguidamente durante muchos años, bien porque sus productos no concurrieran a los mercados españoles, porque su escasa cantidad no ejerciera influencia alguna en dichos mercados o porque deficiencias de elaboración y gastos de transporte infundieran desconfianzas sobre la calidad del atún y sobre el margen de utilidad de este negocio, alejando, por tanto, a las empresa de importancia a que a esta explotación se dedican en la península.

El establecimiento de las dos casas últimamente llegadas ha significado un verdadero salto hacia el progreso, pues las antes instaladas han aumentado y mejorado sus medios de producción, y las nombradas se han procurado cuantos elementos han ido necesitando, sin regatear sacrificios ni gastos.

Así, pues en un solo año, se ha duplicado el número de botes pesqueros, pasando de ciento veinte los dispuestos y aparejados para la pesca del atún en la Gomera y contándose, además, con media docena de buques a motor para el mismo servicio. El valor actual de esa flota se aproxima a 150 mil pesetas y con sus aparejos y enseres alcanza a 200.000, más bien más que menos.

Aunque carecemos de datos exactos, sabemos que la cantidad de atún cogido el año pasado excedió en mucho a la del anterior y no resulta exagerado suponer que pasara de ochocientas toneladas; durante el corriente de 1926, a contar desde el 25 de Enero en que comenzó la pesca, hasta fines de Marzo, se han capturado unos 6.500 atunes con 250 toneladas de peso; suponiendo, y no hay motivos para esperar otra cosa, que la pesca siga igual progresión que el año pasado y teniendo en cuenta el aumento de personal y material empleados, será fácil que se llegue a final de esta temporada habiendo cogido más de 1.600 toneladas de atún en fresco.

Un ingreso de cerca de dos millones de pesetas

Mil quinientas toneladas, a seiscientas pesetas, importan 900.000, que en metálico y libres de toda carga van a manos de los pescadores. A dicha cifra hay que sumar otro tanto que importan los alquileres de casas de los pescadores y edificios oficinas y almacenes, asistencia médica, sueldos de personal de fábricas y maquinarias, jornales del personal eventual, transportes y acarreos, elementos para preparación y reposición de aparejos y barcos, sostenimiento de barcos a motor, impuestos municipales y otras incidencias, con lo cual puede calcularse en cerca de dos millones de pesetas lo que ha de entrar en la isla de la Gomera este año por el concepto de pesca y elaboración del atún.

Aunque no de tanta consideración, también será muy apreciable la entrada por razón del bonito, caballa y otros pescados que igualmente se preparan en bastante cantidad.

No hemos parado mientes en los gastos de vasijero, materiales de construcción, aceite, sal, y maquinaria que se importan de distintas plazas, nacionales y extranjeras y los fletes de los productos elaborados a sus destinos, porque van a parar a casas navieras extrañas a la isla, objeto de este trabajo.

Dificultades con que lucha la industria.

Varios y graves son los inconvenientes que estorban el rápido progreso de esta naciente industria y entre ellos señalaremos los que a nuestro juicio tienen más importancia.

Prescindiendo del carácter apático de los pescadores, que frecuentemente dejan escapar ocasiones de aumentar sus ganancias, de la escasez de personal y elementos en el país, consecuencia natural y lógica de ‘a excesiva demanda, con la obligada carestía de la mano de obra y primeras materias, encontramos, en primer lugar la carencia de puerto con muelle-embarcadero, de necesidad imprescindible en la desdichada Gomera, cenicienta del archipiélago canario y en cuya capital, San Sebastián, han de verificarse las operaciones de embarque y desembarque de pasajeros y mercancías por la playa, con el riesgo consiguiente para unos y otras.

Otro gran inconveniente consiste en no tener comunicación directa con la Península y verse, por tanto, obligados a llevar las mercancías a Santa Cruz, para allí enviarlas a los distintos destinos.

Esta doble maniobra de embarque en las playas de la Gomera, desembarque en Santa Cruz y vuelta a embarcar allí para la Península, trae aparejados tantos riesgos y sobrecargan de tal modo la producción por los dobles fletes, despacho, derechos de puerto, almacenaje e impuestos, que hoy por hoy, y hasta que cambie totalmente tal estado de cosas, Influirá poderosamente y. como causa retardatriz en el crecimiento de la industria pesquera, pues parece, lógico que nadie se decida a exponer capital, inteligencia y actividad en un negocio tan inseguro y cuyo margen de utilidad resulta ilusorio.

Cualquiera de las dos Compañías navieras nacionales, subvencionadas por el Estado — la Trasatlántica y la Transmediterránea — cuyos buques hacen escalas en el archipiélago, podrían solucionar este problema satisfactoriamente para ella y para los exportadores de la Gomera.

Los fletes del atún y bonito en salmuera y conserva, que durante el año corriente ha de remitirse a los mercados levantinos de la Península, importa, por lo menos, 50.000 pesetas, que unidas a los de plátanos y tomates gomeros exportables a Cádiz, Sevilla, Barcelona y otras plazas, más los fletes de mercancías importadas para el comercio de la isla, compensarán con exceso el gasto que pueda suponer el pequeño desplazamiento en su ruta y la parada del vapor en aguas de la isla.

Perspectivas halagüeñas

El considerable aumento de producción obtenido en les dos últimos años, es indicio suficiente para augurar un brillante porvenir las pesquerías gomeras y si allanando toda clase de obstáculos se presta calor y se dan las calidades necesarias para el franco desarrollo de felices iniciativas, es indudable que, multiplicándose y perfeccionándose los medios, en breve plazo los resultados han de sobrepujar a las más altas esperanzas.

No hemos de finalizar estas mal pergeñadas líneas sin hacer un llamamiento a la buena voluntad de todos, Estamos asistiendo al despertar de un pueblo, ignorante hasta hoy de las grandes riquezas que en su propio seno encierra.

De igual modo los Poderes públicos, que las entidades particulares capacitadas para ello, están en la obligación de proteger y ayudar a quien trabaja y quiere vivir; facilitando el florecimiento de la industria se contribuye al aumento de la riqueza nacional y se hace Patria.

BEN-D-ALA.

 

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