Romance a La Gomera

Original de Lucas Mesa Cabello, de 81 años, de Alojera, Vallehermoso (La Gomera).  Recogido por Max. Trapero y Helena Hernández el 25 de julio de 1983. Publicada en Romancero de la isla de La Gomera (1987), nº 346.

Es mi orgullo ser gomero y con ese orgullo muero.

Le dedico este romance con cariño verdadero
2 a la isla pequeñita que dentro mi alma llevo,
se trata de La Gomera, la isla de mis desvelos.
4 Juro que en ella nací, yo mi patria no reniego,
porque el que niega su patria le falta conocimiento.
6 Sea pobre o sea rica es mi patria lo primero
que yo adoro en este mundo con cariño y con respeto,
8 porque en mi patria se guarda la cuna de mis abuelos.
Creo que los primitivos también sus cunas tuvieron
10 y es justo que los recuerde porque ellos aquí nacieron.
Ellos vivían en cuevas porque no tenían medios
12 para construir palacios ni grandiosos rascacielos.
Parte de nuestra cultura a ellos se la debemos:
14 es el lenguaje del silbo, único en el mundo entero,
como parte de la cultura de este pueblo gomero.
16 Dejo bien sentado aquí, procurando ser sincero,
doy valor a quien lo tiene, sea blanco o sea negro.
18 La Gomera tuvo historia pero no se la escribieron,
la historia de La Gomera se mantiene en el silencio:
20 el motivo no lo sé pero yo me paro y pienso:
pueblo que no tenga historia para mí es un pueblo muerto.
22 Voy a seguir mi romance sobre este tema escribiendo
asuntos de La Gomera conviene de esclarecerlos.
24 Los siglos catorce y quince para La Gomera fueron
siglos de mucha penuria, de dolor y sufrimiento
26 y también fueron de gloria porque en el Descubrimiento
de América tomó parte muchos hombres gomeros.
28 El día seis de septiembre de San Sebastián salieron
la nave Santa María la Niña y la Pinta, fueron
30 las célebres carabelas que aquel sabio marinero
Colón, Cristobal Colón, quien con denodado empeño
32 hizo rumbo hacia el oeste, entre La Palma y El Hierro.
Y el día doce de octubre del año mil cuatrocientos
34 noventa y dos fue la fecha del gran acontecimiento,
pues don Cristobal Colón junto con sus marineros
36 descubría para España un glorioso mundo nuevo.
Las islas de Las Antillas santo nombre recibieron,
38 con agua de La Gomera fue salpicado su suelo.
De regreso a La Gomera el mensaje le trajeron
40 a la tierra de Hupalupa que es el rey de los gomeros,
también a su hija Ibaya que fue la perla y espejo
42 donde se miró su padre y cuantos la conocieron.
En la defensa de Ibaya aquí la muerte le dieron
44 al señor Hernán Peraza, hombre orgulloso y severo.
Al autor de este romance sólo le guía un deseo:
46 que se cante en nuestra Villa, que se cante en nuestro pueblo,
que se cante en nuestros barrios porque siempre habrán gomeros
48 que deseen conservar el canto de sus abuelos.
Los que nacimos aquí a Hupalupa le debemos
50 la historia que nos legaron de La Baja del Secreto.
Como gomero que soy también soy de los que pienso
52 que don Cristobal Colón se merece un monumento,
junto con sus carabelas rodeados de gomeros.
54 Pongo fin a mi romance siempre la verdad diciendo:
yo no soy historiador, ya lo dije en otros tiempos,
56 sólo soy un campesino que en el campo estoy viviendo;
les diré que mis problemas todos los tengo resueltos,
58 cuento con mi buen amigo, buen zurrón con gofio y queso,
si acaso mi buen amigo deja de serme sincero
60 tranquilamente me agarro a unas tortas de helechos.