Descripción geográfica de La Gomera (año 1737)

Presentamos en esta ocasión una breve pero interesante descripción de la isla de La Gomera del siglo XVIII por parte de Pedro Agustín Del Castillo. En ella se produce la primera cita en las Islas Canarias del varamiento de un cachalote, un tipo de ballena que vive en nuestras aguas que acabó encallando en la playa de Santa Catalina, en Hermigua.

«Tiene cerca de la villa un buen puerto en la parte nordeste con 10 brazas de fondo abrigado y defendido de todos los vientos y es de los mejores de estas islas. A la mitad del barranco entre la villa y el puerto está una torre que se fabricó de orden del Rey Felipe II. Es un cañón cuadrado de 36 pies geométricos cada ángulo y lo mismo de altura, tenía tres sobrados con cuatro garitas voladas, asegurando en ella la plata que traían las flotas de América, que hacían escala en este puerto hasta tener aviso de la corte de estar limpio de enemigos en los mares. En el valle de Armigua que es muy ameno de arboledas frutales y fresco con lindas aguas, tiene parroquia con cura y 300 vecinos con un convento del Orden de Santo Domingo, que se fundó año de 1613, su advocación San Vicente.

Cerca del mar, en su playa, inmediato al lugar de Agulo, en el mes de junio de 1715 arribó y encalló una horrorosa bestia marina de grandeza de 90 pies geométricos y de alto 40 y más, la boca la tenía al medio del cuerpo y tan larga que la quijada era de más de tres varas, tenía 60 dientes en cada quijada, y cada quijada pesaba libra y media y encajaban en los huecos que tenía la quijada de arriba. Por la boca pudieran entrar un par de bueyes unidos, los dientes que estaban en dos filas estaban separados uno de otros una mano, los ojos que tenía en los hombros eran de la circunferencia del grueso de una pipa, la trompa y la cabeza eran de la hechura de la popa de un navío, los aletones de delante serían como el ancho y largo de media vara, y el de la cola braza y media, el cuero muy belludo, su color obscuro, del grueso de dos dedos, de que hicieron suelas de zapato que duraban más de dos años; para subir a su altura, hacían con hachas los escalones en sus costados, y habiéndolo rolado en dos partes, cortaban con hachas sin embarazarse 80 hombres, soltaba por la boca grandes pedazos de baña de cuya manteca llenaron dos pipas, y de su aceite 12 pipas; y por haber encallado muy dentro del mar y no haber dado lugar su creciente, no se aprovecho para haber sacado más de 40 pipas de grasa, llevándose la creciente del mar la mayor parte, no tenía más hueso que el espinazo, el miembro de la generación de tres varas de largo y del grueso de un barril. De la especie de este pez ó casi, era uno que cuenta el padre Fr. Luis de Granada salió de la playa de Peniche año de 1575. Siendo muy frecuente salir a estas playas de nuestras islas diferentes especies de ballenas, se halla que el año 1540 salió en una caleta de esta Canaria una, en cuyo vientre se halló un pan de fino ámbar de más de cuatro arrobas, sobre que se siguió pleito en esta real audiencia, entre los que la hallaron.

Guarnecen y defienden el puerto dos fortalezas: en una están situados nueve cañones; y en otra tres, fabricados y mantenidos á costa del conde señor de la isla. […] Hay en esta isla demás de la villa cuatro iglesias parroquiales con sus curas en lugares de Hermigua, Alajeró Valle-Hermoso y Chipude, y en estos lugares 14 ermitas, cógese en toda la isla granos, vinos y mucha seda de que se hace comercio. En la villa está para su gobierno un alcade mayor para setenciar los autos que se apelan para la real audiencia, no conformándose las partes; y un sargento mayor para las cosas de guerra. La gente de ella son de gran valor, y los del lugar de Chipude se han distinguido en muchas presas, que han hecho de moros, que se han desembarcado en sus costas […]»

(Pedro Agustín Del Castillo y Ruiz De Vergara. 1737)

 

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