AMNISTÍA A LOS PRESOS DE HERMIGUA
Uno de los anhelos de los habitantes de La Gomera, se ve cumplido con la noticia que aparece en LA PRENSA, el día 3 de marzo de 1936: «Los amnistiados de Hermigua, invitados por la Federación Obrera de esta capital, marcharon de excursión al Norte de la isla, siendo obsequiados en el camino por entidades obreras. Anoche la Agrupación Socialista les ofreció una comida de despedida, en un restaurante de esta capital, asistiendo unos 90 comensales y tomando la palabra el Diputado Sr. Emiliano Díaz Castro. Luego fueron al Gobierno Civil para despedirse del Gobernador, y más tarde embarcaron para La Gomera, a bordo del correo interinsular». Reseñar que muchos de estos amnistiados serán ‘desaparecidos’ tras el Movimiento de julio de 1936.
RADICALIZACIÓN OBRERA
Pero volvamos a Vallehermoso y cómo se desarrollaba la vida: «Después de las elecciones, a los pocos días fue la Semana Santa. Te voy a contar esto para que veas cómo se vivía la política en mi pueblo. Había pasado, por lo menos un mes -de febrero a marzo-, entonces oí una algarabía por la calle y me asomo a la esquina de mi casa, y me veo que habían quitado la luz del pueblo y venía de la Federación Obrera, habían preparado el ‘entierro de la sardina’. Venían vestidos de curas y venían cantando, que es lo gracioso que te voy a decir, venían cantando, dice -que era cuando perdió Gil Robles, que era de la C.E.D.A. —, venían cantando, dice:
Ya te muritis
al Parlamento no subitis
Amén.
Oh. oh, oh. ya Gil Robles se murió
Oh, oh. oh. y lo fueron a enterrar
Oh, oh, oh, 25 comunistas
Oh. oh, oh. un cura y un sacristán.
Ya Gil Robles se murió Oh, oh, oh…
Eso también es verdad, puedes creerlo. Iba Gregorio, iba Juan, montones de amistades, vestidos de cura -de las obras de teatro, ¿sabes?-. Todos esos iban. Yo me asomé a ver, y los vi a todos, sí. si».
Y este otro testimonio: «Manuel Medina recuerdo que ponía ‘La Internacional’ en un fonógrafo que tenía, desde el bar, cuando pasaba la procesión de Semana Santa, durante la República. El cura se hacía fuego…».
Que el ambiente estaba algo enrarecido habla ‘a las claras’ este testimonio de Víctor Cabrera relacionado con un intento de expulsión de José Miguel García Cabrera, Secretario del Ayuntamiento y hombre muy de derechas: «En la Federación se habían reunido los muchachos, y Manuel Medina me dijo que ya estaban convocados para el día siguiente: ‘Había que ir al Ayuntamiento a echar al ‘Potoco’. Entonces le dije que ‘estábamos dentro de un régimen legal, con la correspondiente libertad, pero no en un régimen revolucionario, que temamos que desenvolvernos dentro de normas legales y que así violentamente no se podía tratar a nadie’. Por la mañana, veo como la gente se estaba reuniendo. Fui a la Federación y volví a hablar con toda la gente, pero nada: Muchachos, vamos al Ayuntamiento’ Entonces les digo: ‘Como Secretario interino nosotros podemos suspenderlo desde el día, no hay inconveniente’. Entonces se quedó así. Pero a los pocos días él pide licencia de dos meses, y entonces se le dio: el primer mes con sueldo de Secretario; y el segundo mes con el sueldo de Oficial. Bueno, el egoísmo lo mató: Borró aquel acuerdo y transcribió por encima que se había acordado pagar el sueldo. Le paso comunicación, porque él se había marchado, que regresara inmediatamente. Y tuvimos una discusión ahí. Le dije ‘que estaba suspendido de sueldo hasta que se instruyera el expediente’. Después él y Aníbal Trujillo son los que fueron a Tenerife con el objeto de buscar…».
PARTIDOS POLÍTICOS: ¡UNIDAD!
Los partidos implantados se reflejan en el propio edificio [de la Federación Obrera]: «Allí estaban las banderas: socialista, y había otra con la hoz y el martillo; ésas son las banderas que teníamos nosotros».
Un intento de presencia anarquista se hace notar: «Anarquistas no hubieron porque precisamente yo quería formar ese partido; entonces nos dijeron que no, porque si no los socialistas y comunistas se dividían’. Se dejó y no se tocó». Y nuestro comunicante nos dice: «Para haber el anarquismo tenía que haber buenos maestros que dirijan, porque aquí no sabían lo que era eso. Yo me enteraba porque leía. Aquí llegaban los periódicos (EN MARCHA), sin saber quién los mandaba, para repartirlos por ahí gratis. Me llegaban rollos. Aquí la mejor masa estaba en San Sebastián, pero no tenia quién los dirigiera».
Es interesante anotar este testimonio, referido a la admisión en el partido socialista: «Todos los que pertenecían al Partido Socialista era gente trabajadora y honrada, porque inclusive dentro del partido había las veces de policías secretos y antes de admitir como socio a un señor estaba sujeto a vigilancia, si merecía la pena admitirlo o no; antes no se admitía a todo el mundo, como hoy que cualquiera dice: ‘Apúnteme y apuntado está’. Entonces era gente que pudiéramos decir escogida, no escogida por riqueza ni por talento ni nada, por honradez».
En cuanto al Partido Comunista, sale a la luz al aparecer «el calendario para las elecciones municipales del 36», cuyo día principal, el de la votación seria el«12 de abril (domingo)». De cara a esta elección se apresta a la lucha política: «El Partido Comunista se legalizó en marzo de 1936. Entre sus afiliados se encuentran: Manuel Medina Morales, Gregorio Cabello Cordero, los hermanos Felipe Ventura, Antonio Mora, Blanca Ascanio, y un grupo de jóvenes. Cuando las municipales de 1936, ellos quisieron presentar candidatura del Partido Comunista. De los 10 Concejales, dos pertenecían al Partido, pero les pedimos una responsabilidad, y por eso se legalizó». Luego, todo quedó en ‘agua de borraja’, porque estas elecciones no se llegaron a celebrar.
Sobre el número de afiliados: «Comunistas éramos unos veinte, un grupo pequeño, los que teníamos el carné, claro; nuestra comunicación era con Santa Cruz».
De todas formas no había diferencias entre partidos: «Si quiere que le diga la verdad, allí no había, es decir: estos son comunistas. estos son socialistas…; allí más bien, pa’ mi sí había quién pensara en el comunismo- allí el comunismo y el socialismo lo mirábamos igual, ¡izquierda! Allí no había peleas, somos de izquierda todas y ¡avante!».
Y en cuanto al espíritu que animaba a los componentes de ambos partidos: «Las posiciones son, inclusive de los más tibios, que pudiera haberlos; la misma posición de Víctor Cabrera… él indudablemente es un marxista y su posición es muy clara, está muy definida. Allí había un 90% de la gente que asumió las posiciones del Frente Popular: aceptaron la lucha contra el fascismo y asumieron la idea de que la República nos llevaba a la libertad y al socialismo».
«La gente estaba muy contenta, además con un espíritu enorme. Bueno, ese espíritu lo demostraron al producirse el levantamiento militar. Pudieron haber dicho, bueno fue fulano; no, eso fue una ‘manifestación del pueblo’, porque yo no estaba ni siquiera aquí, de modo que el ‘espíritu’ estaba en el pueblo no hubo nadie que… ¿comprende? Eso es».
ACTIVIDADES DE LAS JUVENTUDES
Acerca de las actividades de las Juventudes’: «Nosotras todas, todas en unión. Solíamos hacer excursiones a Epina, llegué a ir a Alojera. Íbamos de excursión, pero íbamos ‘marchando por la calle, íbamos una detrás de la otra, éramos las Juventudes’ marxistas; entonces íbamos diciendo por la calle:
-¡U.H.P.! ¡U.H.P.! -sin embargo hoy esas palabras no se oyen, que era UNIÓN DE HERMANOS PROLETARIOS, eso ya no se oye; en esa época sí.
-¡U.H.P.! -todas nosotras por la calle marchando y diciendo U.H.P.
«Las Juventudes nos íbamos a hacer un uniforme, que la falda era caki claro y la camisa era azul claro -no como Falange sino más bien clarita-. Yo tenía la camisa porque las mandamos a comprar juntas, y nos valía 7 pesetas. Estábamos pendientes de hacer las faldas, pero cuando estalló la guerra, pues tenían la lista de las que tenían allí para pedir las camisas, fulana de tal una, fulana de tal la otra, claro como cogieron la lista…».
De las milicias: «No milicias armadas, pero si había cierta instrucción y se hacía una especie de marchas militares de las Juventudes; en aquel tiempo era Juventudes Socialistas Unificadas, con sentido militar. Hacían sus marchas por el pueblo; yo creo que sí habían 200 chicos…»
LOS PIONEROS ROJOS
Una institución, creada en 1936, fue la de los ‘Pioneros Rojos’, de la que nos dice un antiguo miembro: «Los Pioneros Rojos nos reuníamos en el cuartito pequeño de la Federación Obrera, en la parte baja. Y temamos un grupo, hacíamos nuestras cotizaciones -dábamos 25 cts. en aquellos tiempos -; en la distancia me produce una alegría y tristeza, claro está. Casi todos estos chicos, algunos han desaparecido, algunos los mataron, pero hay mucha gente. Aquello fue como una liberación. Hacíamos marchas, reuniones, cantos -la Internacional de Joven Guardia, y los himnos propios de la Revolución Rusa-. Estábamos dentro de esta panorámica revolucionaria, que para nosotros se sintetizaba en la Revolución Rusa, en los personajes más importantes; no es que se jugara a esto, es que estaba infiltrada en el pueblo, en los chicos y en los mayores. Yo me salía un poco del ámbito paternal, que era un poquito represivo; me iba con todos los chicos de mi edad, casi todos chicos obreros. Que no fuéramos obreros habíamos pocos: Tomás Bencomo, Pepe Palmero, yo, y dos o tres chicos más; los demás eran los chicos obreros del pueblo, con los que estábamos muy unidos. Los padres de los otros chicos no les permitían estar en la asociación de los ‘Pioneros’. Llevábamos un pañuelo rojo al cuello, y alguno tenía una camisa color mahón o algo así».
Sobre la introducción de los ‘Pioneros Rojos’ en La Gomera, nos informa Manuel Brito: «Tomás Brito, Domingo García Henríquez y tío Antonio fueron a Francia, mandados por el Socorro Rojo -con pasaporte sudamericano- porque tenían temor que si las derechas ganaban las elecciones del 36, volvieran a procesarlos por Los Sucesos de Hermigua (habían sido absueltos), y los enviaron a Bélgica, aunque ellos se pasaron a Francia. El Partido Comunista francés tenía esa organización infantil; y ellos trajeron la idea a Hermigua; y de allí pasó a Vallehermoso, porque aquí no se conocía esta organización».
LABOR CULTURAL Y RECREATIVA
En cuanto al papel cultural y recreativo de la Federación Obrera se nos cuenta: «En la Federación había bastantes libros; de Historia Natural era una colección de por lo menos veinte. Los libros políticos los quemaron después. Estar yo mirando aquello y no haberme llevado alguno de aquellos que quemaron… Y daban clase de noche. Me acuerdo de eso. Luego al salir había peloteras entre el pueblo. Macayo. El Ingenio, con piedras. Recuerdo salir corriendo por aquellas plataneras; era cosa de muchachos».
Sobre los libros, Olivier Méndez afirma: «Los comunistas no tenían nada en la Federación Obrera; sólo el Libro de Relación de Socios. Y había una lista de los nuestros con cosas de tipo personal».
El papel de Blanca Ascanio, en 1936, estuvo limitado, por lo que se nos manifiesta: «En 1936, Blanca estaba preparando las Oposiciones para Magisterio, y por lo tanto ella en cosas de tipo político y cultural no estuvo metida. Eso venia cociéndose desde años atrás. Blanca haberse involucrado y meterse en la Federación Obrera. A las mujeres las enseñaba a leer, a hacer obras de teatro. Se hicieron muchas cosas, ‘que el pueblo estaba pidiendo mucho un pueblo el nuestro que ‘había estado muchos siglos falto de todo’. El hecho de que le dieran las clases de adultos, las reuniones en la Federación Obrera se hicieron para crear un poco de cultura; esto a la clase obrera le dio mucho sentimiento de clase».
Y no olvidamos la parle recreativa: «Iba a la Federación a los bailes, a oír la radio; allí hacíamos los bailes todos los domingos, con guitarras, bandurrias y eso. Así se divertía una y lo pasaba mejor. A nosotras no nos dejaban bailar en la Sociedad, y bailábamos en una terraza que había allí».
Ricardo García Luis – Juan Manuel Torres Vera. Vallehermoso «El Fogueo»: Toma de conciencia popular, resistencia y represión (1930-1942)