Benigno Carballo: Comercio canario-cubano (1862)

Alameda de Paula. Grabado de F.Miahle, 1885¿Por qué no es el comercio de Canarias respecto de Cuba lo que es respecto de Europa? He aquí una pregunta, cuya respuesta exige alguna explicación. «La primera y principal causa que explica la diversa naturaleza de las relaciones comerciales de las Canarias en un sentido o en otro, está en la especialidad de la producción cubana y canariense. Cuba es un país esencialmente agrícola y comercial; la industria fabril no ejerce allí su imperio, y como a estas islas les sucede otro tanto, es natural que la gran masa de las mercancías que constituyen el consumo de Canarias, no pueda venir de aquel punto. Azúcar, tabaco y café, forman los productos más importantes del suelo cubano, y, ciertamente, allá van a buscarlos estos habitantes; pero en cortas proporciones.

Dicen ciertos escritores que el interés general es por sí solo bastante ilustrado para saber dirigir sus negocios en el sentido más conveniente; y esto que es una verdad, lo es tan sólo cuando se trata de combatir la propensión, por desgracia demasiado arriesgada, que tiene el gobierno para combatir el terreno en que se ejercita la acción individual; mas no significa, ni puede significar en manera alguna, que ese mismo interés privado no necesite ser dirigido o ilustrado, que no convenga derramar alguna vez un poco de luz en su camino, para que vea por dónde se dirige, a dónde va y si lleva falsa ruta.

Me explico así, porque quizá hay algo de rutinario en la manera de practicarse el movimiento comercial y personal entre Cuba y Canarias; pues aún cuando, por la razón arriba indicada de no ser Cuba país fabril, no puede ser lo que debiera la importación de mercancías, es indudable que con medios de comunicación rápidos y cómodos, el comercio tomaría mayor incremento, y Cuba haría sentir en las islas su influjo saludable de una manera eficaz y decisiva.

Si en lugar de vivir el comercio a expensas de buques mercantes, se organizase una sociedad que mantuviera una línea de vapores, no es fácil concebir cuántas ventajas resultarían de aquí. Los buques de vela que hoy salen de Canarias en dirección á La Habana, o de esta ciudad en dirección a Canarias, emplean cuarenta días casi por término medio, siendo así que un buque vapor podría hacer el viaje en doce o trece; y que una combinación que diera por resultado la salida de uno, al principio, cada quince días, y más tarde, cada semana, tanto de Cuba como de Canarias, daría magníficos resultados.

Economía de tiempo, de gastos, regularidad, exactitud en los cálculos; ¿qué sé yo cuantas ventajas no nacerían de este sistema? El camino de La Habana tan conocido de estos habitantes, sería entonces aún más frecuentado; muchos isleños ricos que se pasan por allá su vida, sin retornar, siquiera fuese temporalmente, a su país, traerían a las islas, la totalidad o parte de sus capitales, y muchos frutos de Canarias encontrarían pronta y fácil salida en La Habana, con muchas y muy diversas producciones de Cuba se consumirían en estas islas».

Emprendedores canarios:

Yo no sé si hay un pedazo de terreno cultivado en una lengüeta que acaricia el Mar Caribe y azota el Golfo, donde no hayan caído gotas de sudor, de alguna frente canaria; yo no sé si hay bohíos en el fondo de esas praderas eternamente florecidas, donde no haya vivido, con la nostalgia de la patria en la mente y el amor de la familia en el corazón, algún descendiente de los recios guanches, al trabajo penoso y al laborar por el porvenir de los hijos consagrado. Yo sé que hay ciudades, fundadas exclusivamente por isleños; vegueríos inmensos, por ellos fomentados; muchos miles de hogares levantados por los hijos de La Palma, de Santa Cruz o La Orotava; y que ríos de oro entraron en nuestros puertos, durante el pasado siglo, a cambio de los frutos que manos canarias extrajeron de la pródiga tierra de mis amores. Yo sé que en la doliente historia de nuestras reivindicaciones, hay más de una página teñida con una gota de sangre isleña, y que más de un heroísmo aparece unido a un apellido, de cabe las riberas del Africa venido.

(N.J.Aramburu)

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