Capilla de los Huesos en Faro, Portugal

La Capella de los Huesos, de Faro, está en la parte trasera de la Iglesia del Carmen, la capilla está decorada con los huesos de más de mil frailes carmelitas.

En 1816 los huesos fueron exhumados de los cementerios de Faro, que habían sobrepasado su capacidad, y con ellos decoraron una capilla de dicha Iglesia del Carmen.

Dentro de la tradiciones occidentales, ha existido diríamos una doble mirada ante el problema de la vida, y por tanto de la muerte, de la vida-muerte, por un lado, ha existido, con todos los matices que se quiera, las teorías del Carpe diem, “come y bebe que mañana morirás”, y diríamos, la otra dimensión, con todos los matices, que se podría sintetizar en el siguiente concepto “vive la vida, sabiendo que te tienes que preparar para la muerte”, y añadiríamos y, lo que venga Después.

Decir, que esta capilla, y otras que existen en Europa, no puedo indicar que me agraden estéticamente, ni quizás, tampoco conceptualmente. Cierto es que no podemos obviar y olvidar, una realidad humana que durante siglos y milenios, era raro, que en una familia, algún miembro, en un corto periodo de tiempo, de unos años, no falleciese un familiar, fuese un niño pequeño, fuese uno de los progenitores, fuese algún abuelo. Es decir, contrariamente, al tiempo actual, la muerte de seres queridos y cercanos, era realidad en toda familia, recordamos aquí, cuando aquella mujer se le acercó al gran Buda, “pidiéndole que le curase a su hijo que acababa de morir”, y Buda, le contestó: “tráeme una pimienta de alguna familia, que no haya fallecido algún miembro de ella”. La mujer recorrió las aldeas y pueblos próximos, y al cabo de unas semanas, regresó delante de Buda, y más o menos le dijo, llorosa: “no he encontrado ninguna”.

Nos sirve, la anterior historia o anécdota, para reflejar, que la muerte, durante generaciones ha estado presente en toda familia, cada cierto tiempo. En una familia de cuatro o cinco hijos que nacían, era excepcional, que no falleciese alguno antes de los diez años. Quizás, esto se haya producido hasta hace unas décadas, al menos en Occidente. Por tanto, la sensibilidad y la percepción y la conceptualización de esta capilla en 1816 no era la misma que ahora.

Pero los problemas que nos plantean son los mismos, incluso ahora, que rozamos el temor y tumor de la epidemia que estamos sufriendo, y eso, que la estamos soportando con un Estado fuerte, al menos en Occidente, con Estados del bienestar y estados de derechos humanos, y con sistemas de seguridad social y sistemas de salud muy evolucionados… Con todo eso, que está ralentizando, enormemente, las consecuencias nefastas que tuvieron epidemias del pasado, además de los adelantos técnicos biológicos y medicinales producidos en estos dos siglos…

Decíamos, que excepto, incluso en estos meses tan aciagos, de tanto temor y temblor que el mundo está atravesando, no es comparable nuestra época, con siglos anteriores, al menos, antes del diecinueve, que además de malas cosechas algunos años, existían guerras, hambrunas y hambres, muertes de mujeres a la hora del parto, fallecimientos de niños y niñas, antes de los cinco años, accidentes biológicos o laborales, de los progenitores, y por tanto de huérfanos, etc., etc., etc.

La población actual, con todos los matices que se quieran, sin negar, que todo debe perfeccionarse, no es consciente, como han vivido hace cuatro o diez o treinta generaciones sus antepasados. No es consciente, como han vivido y sobrevivido, una parte importante de la población. Hoy, una persona de la clase media, incluso del estrato social bajo alto, vive mejor, que “un noble de hace trescientos años en Europa”.

Esta capilla, si la juzgamos con los ojos de ahora, no entenderemos, no comprenderemos casi nada, ni siquiera el valore estético, que en cierto modo, nos desagrada, pero visto desde esa época, o anteriores, es una materialización del dolor y del sufrimiento humano, en cierto modo, es un intento, un artilugio cultural y arquitectónico, ante una realidad de su tiempo, que era que sobraban los huesos de los frailes carmelita y transformarlos, como en una predicación  para su época, hoy diríamos happening. Hoy, evidentemente, con todas las leyes sanitarias, y con la sensibilidad actual, esto no se podría admitir. Pero entonces hace dos siglos, tampoco podrían admitir la cremación, salvo en circunstancias de epidemia o similares…

También esta capilla nos enfrenta a problemas metafísicos, que los seres humanos, arrastran, quizás desde la noche de los tiempos, quizás estas preguntas es lo que nos diferencia de las otras especies animales. Qué es lo que somos, si existe Dios, si tenemos alma inmortal, si existe el Juicio Particular, si existe eternidad buena o paraíso para el hombre, o si existe una eternidad mala o infierno, si los actos que hacemos, son buenos o son malos, y por tanto, merecen justicia y equidad y sanción… Y, todas las demás preguntas. Se atreve usted a hacérselas, otra vez más…

 http://twitter.com/jmmcaminero          © jmm caminero (08 septiembre-06 octubre 2020 cr).