La noticia del día en «El Día» : Cancaburradas senatoriales

Nuestros ilustres senadores en las Cortes de España (tanto lo de ilustres como lo de nuestros es solo un decir) cada día nos sorprenden más con sus cancaburradas, emperrados que están ellos en sobresalir como sea para que sepamos que existen.

Don Sergio Ramos -tan estalajero como su homónimo futbolero de la capital del reino- echa en cara al gobierno ¡sempre il porco governo! el tremendo aumento en los emigrantes irregulares que arriban a Canarias, comparando los 470 que llegaron en 2017, cuando gobernaba España y sus colonias el ínclito PP, y ahora, gracias a esta «izquierda», han llegado a estas ínsulas unos 6.000. Por supuesto no compara las circunstancias globales en 2017 y las actuales. Si fuera tan simple ¿por qué no se para a pensar que hasta estos pobres desgraciados que huyen del hambre y la miseria de gobiernos corruptos temían llegar al nido supremo de corrupción que significaban los gobiernos del PP? Es tan probable esta hipótesis como la suya, de que los culpables son los comunistoides, separatistas y chavistas que se sientan en las poltronas gubernamentales. ¡Qué falta de ignorancia que dijera Samburgo!

Pa’rematar la jugada nos afirma rotundo que él «no le falta al respeto a Canarias». Sea serio, al menos, Sr. Ramos. ¿Cómo coño le van a faltar al respeto a Canarias los que nunca se lo han tenido? Desde su querida madre patria, a las colonias, se las mira de arriba pa’bajo.

El otro caballerete que intervino como criollo en el hispano senado fue el Sr Clavijo, aquel que se afucha ante los reyes, casi rozando las baldosas con la frente cada vez que tiene la oportunidad. Tiene gracia este señor al afirmar que nuestro problema con la emigración irregular africana es que somos un «territorio alejado y fragmentado». Hombre, Don Fernando, lo de fragmentado es cierto, aunque más por las actuaciones de políticos mezcla de isloteñeros y españoleros que nos enfrentan, que, por el carácter insular, pero ¿alejado? ¿de quién? Porque de nuestro continente nos separan menos de 90 km -tramo de mar que, a pesar de ser tan corto, ha servido de cementerio a muchos pobres y a sus ilusiones- mientras que de la España en la que está Vd. ahora, según el lugar, hay que jugar con cifras de kilómetros por miles.

Perdone Vd. pero no es que estemos «alejados» de España. Es que España nos queda lejos.