San Sebastián de la Gomera, como el resto de las capitales Insulares, está situada en la costa oriental, dirigido hacia una magnífica bahía, en el estuario que sirve de desembocadura a los barrancos de la Villa y Aguajilva.
Las razones para que este fuera su emplazamiento se basan en la existencia de una amplia llanura, la posibilidad de salida al mar a través de un puerto y la disponibilidad de agua en el lugar.
Según Darías Príncipe, la disposición del poblamiento se formó en torno a tres edificaciones principales. Estas edificaciones eran de carácter militar, como es el caso de la Torre del conde; religioso, Iglesia Mayor y residencial como es el caso de la Casa Señorial.
Hay que destacar aquí la importancia que tiene para el futuro emplazamiento de la población, la concepción defensiva del lugar, teniendo en cuenta la posibilidad de futuros ataques, tanto desde el punto de vista interno como externo. Recordando brevemente nuestra historia, decir que después de la ofensiva conquistadora de Fernán Peraza y Diego G. de Herrera en la Gomera, se realiza una ocupación parcial que no es definitivo hasta mediados del siglo XV.
El problema que se les presenta a los conquistadores es que aunque sean los teóricos poseedores, no dominan la situación por entero ya que se trata de un territorio con mayoría de población aborigen con la que se convivía , y se había llegado a un pacto de no agresión y coexistencia, roto por Fernán Peraza el joven, de ahí la finalidad mitad baluarte, mitad depósito de marcarías de la primera fortaleza edificada a orillas de lo que será considerado por navegantes e ingenieros como el mejor puerto de Canarias. Desde el punto de vista externo, hay que mencionar el peligro que suponían los portugueses, teniendo en cuenta que algunos de los cantones de la isla preferían comerciar con ellos antes que con los castellanos. Además de éstos, la presencia de piratas en las costas de la isla eran bastante frecuente. Por tanto,la concepción defensiva del lugar juega un papel destacado en el emplazamiento de la población.
Retomando el hilo de la fundación de San Sebastián, hay que decir que el tejido urbano lo conforman tres calles en sentido longitudinal y una transversal, disposición poco alterada con el paso de los siglos, lo que permite la configuración de una trama regular.
Según Gaspar Frutuoso, a finales del quinientos se repartía en cuatro calles: * Una que iba desde la Casa del Conde, por fuera de la plaza llamada de los Remedios, a la Iglesia. La calle denominada Pedro Hernández Muñoz, Escribano Público, que discurría paralela a la anterior, al margen Izquierdo del valle y junto a la montaña; la calle » Zamora » que arrancaba desde la parte trasera de la Iglesia y continuaba hacia la cumbre, en sentido opuesto al decrito antes, pero a mayor altura; y la de San Francisco, que se encaminaba desde la Plaza de la Iglesia en sentido transversal al Convento, el cual según los planos de Torriani o Lope de Mendoza estaba exento en el extraradio del núcleo poblacional, al igual que la Torre y la Ermita de San Sebastián. La disposición por tanto, presenta un carácter abierto y posibilidad de ensancharse en dirección al interior del valle y hacia el margen derecha del barranco principal.
San Sebastián se convierte así en el centro del poder señorial y por supuesto de los máximos órganos civiles, militares y religiosos. De todas formas hay que decir también que esta primacía no fue pasivamente aceptada por el resto de la isla, sobre todo por lo valles del norte, que contaron posteriormente con importantes pablamientos. Particularmente, el de Hermigua fue un núcleo residencial de parte de la clase dominante.
Por lo que se refiere al nombre de San Sebastián hay que decir que nos encontramos con disparidad de opiniones. Por un lado, tenemos la creencia de que el nombre fue puesto porque coincidió la fundación del pueblo con la festividad del Santo, de ahí el nombre de San Sebastián. Sin embargo, otros historiadores plantean la posibilidad de que el nombre se debe a la ferviente devoción que existía entre los conquistadores por este santo, al que se le nombra abogado contra la peste.
Fuente: José Juan Padrón Padilla. Licenciado en Historia