La obra poetica de Cesarina Bento Montesinos, (Agulo 1844 – 1910)

La obra poética de Cesarina Bento, citada en su conjunto con frecuencia por los estudiosos de la literatura canaria, permanece oculta. Gran parte de ella se ha perdido. El resto, ha sido injustamente olvidado.

Cesarina Bento Montesinos nació en Agulo de La Gomera, el 29 de enero de 1844, en el seno de una de las familias dominantes de la época.La familia se trasladó a Cuba cuando Cesarina contaba diez años de edad. José Ramón Bento tenía la intención de tomar en San Andrés tres caballerías de tierra para hacer una finca. Una parte de ellas estaban ya desmontadas, le escribe Cesarina a su hermano Tomás, en carta enviada desde Llanadas, en 9 de noviembre de 1858. Habían partido de Santa Cruz de La Palma el 17 de junio de 1854 y llegaron a Cárdenas, un mes justo después, el 17 de julio.

Cesarina Bento vivió en Cuba nueve años. En 1862, los Bento decidieron retornar a su isla natal, pero la marcha se retrasó un año, a causa de una dolencia que padecía doña Josefa Montesino y que desaconsejaba el viaje. Finalmente salieron de la isla en los últimos días de octubre y aportaron a Cádiz el 11 de noviembre de 1863.

Cesarina había escrito en Cuba los poemas iniciales que darían forma a su actividad poética posterior. No escapará a la influencia del paisaje cubano, ni a la belleza romántica de los avatares más dramáticos de la naturaleza.

De vuelta ya en su Agulo natal, Cesarina casó, el 13 de marzo de 1870, con su primo hermano Leoncio Bento Casanova. Él tiene diecinueve años, ella, veintiséis. Es hijo de su tío, hermano de su padre, don Francisco Bento y Peraza de Ayala y de doña Julia Casanova Carrillo.

Don Leoncio Bento ejerció la política y obtuvo un acta de diputado por su isla natal, alineado en las filas liberales de don Benito Pérez Armas. Con el tiempo llegó a convertirse en el cacique máximo de La Gomera. Pero en un cacique bueno y generoso que luchó denodadamente por el progreso de su isla. Su mujer compartía con él las obligaciones que su posición les exigía y así se instituyeron en anfitriones de cuanto viajero de renombre recalara por la isla. El doctor Verneau fue uno de ellos, y dejó constancia en su crónica pseudocientífica Cinco años de estancia en las Islas Canarias, de los agasajos de que fue objeto por parte de la familia Bento, en los pueblos de Hermigua y Agulo. Para variar, Verneau se mostró agradecido, y escribió unas líneas amables sobre sus anfitriones, cosa que no hizo con la totalidad de los habitantes del resto de la isla.

De su matrimonio, le sobrevivieron a Cesarina cuatro hijas: Cesarina, Josefa, Julia y Mercedes, todas ellas casadas y con amplia descendencia.

Su obra poética se halla citada en nuestra literatura canaria, sin embargo apenas es conocida globalmente. Para el público canario su obra se dio a conocer por Sebastián Padrón de Acosta en «Musa isleña: Anchieta…», publicado en la Biblioteca Canaria en 1940. Otra obra suya, «El asesino condenado a muerte» fue incluida por Elías Mújica en su antología de poetas canarios del Siglo XIX. Su más importante poema es el mencionado anteriormente «El asesino condenado a muerte», que fue publicado en Santa Cruz de Tenerife por Elías Mújica García en «Poetas Canarios, una colección de escogidas poesías de autores que han florecido en estas islas en el presente siglo».Escribió un libro íntimo, especie de breviario lírico comenzado a los 13 años en el que anotaba acontecimientos e impresiones de su vida. Tituló ese manuscrito como Libro de Escarnai Tóben y Nontisemo, título en donde escribió su nombre como un anagrama, ya que en realidad significaría «Libro de Cesarina Bento y Montesino». Éste todavía se conserva y está forrado de terciopelo con estampados de oro. Está escrito en prosa y verso.

En el diario de la finada confiesa haber escrito varios libros en Cuba que permanecían inéditos, salvo el trabajo que había comenzado y que tituló Las víctimas de un adulador. En el 2004 se publicó una obra suya bajo el título Rastros de ceniza.. En su diario dice haber escrito varios libros en Cuba, se entiende que en viajes posteriores, que permanecían inéditos, salvo el trabajo que había comenzado y que tituló «Las víctimas de un adulador».

Su familia era de enorme raigambre y poder político, llegando a ser de las más ricos de la Gomera, hizo de mecenas de los más destacados viajeros que recalaban en la Isla en aquellos momentos. El doctor Vernau fue uno de ellos, y dejó constancia en su crónica «Cinco años de estancia en las Islas Canarias», de los agasajos de que fue objeto por la familia de los Bento, en los pueblos de Hermigua y Agulo.

Cesarina Bento murió en Agulo el 13 de Junio de 1910.En el Diario de Tenerife de fecha 13 de junio de 1910, una gacetilla necrológica comunicó que: D. E. P. En la Gomera ha fallecido la señora doña Cesarina Bento Montesino, esposa de don Leoncio Bento, a quien lo mismo que a la demás familia de la finada, enviamos nuestro pésame.

Mirando al mar
En la cumbre de un peñón
que bate el mar con sus olas,
me senté, dejando, a solas,
vagar la imaginación.
Una cruz, sin inscripción,
me conmovió, sin hablar,
sobre el peñón, hecho altar,
la cruz me pidió un sufragio
y en recuerdo de un naufragio
recé, maldiciendo al mar.
En confusión transitoria,
vi, por las aguas cubiertos,
despojos de muchos muertos
que viven en mi memoria;
pero, al repasar la historia
de tan siniestros horrores,
el mar calmó mis dolores
con la brisa de ternura
que tiene toda hermosura
para templar los rencores.
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(fuente:tagaragunche.com,lopedeclavijo.blogspot)

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