La iglesia del tesoro

Carlos Jesús Pérez Simancas

La Iglesia de la Asunción de San Sebastián de La Gomera, nos depara varias sorpresas para aquellos que vamos en busca de lo insólito. Si prestamos atención,  podremos ver como un tesoro oculto va apareciendo ante nuestros ojos.

Como por ejemplo, el templo aloja una curiosa imagen mariana, venerada como Virgen de la Salud, que durante mucho tiempo recibió culto en la ermita de las Nieves. Allí fue encontrada detrás de un tabique (algunos vecinos comentan que un sacerdote quiso esconderla por ser un reclamo para el esoterismo local)  y que luego fue trasladada a la iglesia capitalina donde fue restaurada y expuesta al público. Tal y como pusieron de manifiesto investigadores como David Suárez Dorta, del Instituto de Estudios Colombinos, se trata de una virgen negra de estilo gótico que podría ser, incluso, en una época temprana una representación de la Virgen de Candelaria, dado su parecido con la imagen conservada en el municipio tinerfeño de Adeje. Esta virgen gomera aviva así la controversia sobre la estancia de caballeros templarios en Canarias. Otros autores apuntan a que el mismísimo Colón, cuyas carabelas lucieron la cruz templaria, pudo haber traído esta talla a la isla y con ello constituir una “pista” con la que supuestos predecesores  marcaron la ruta hacia América.

El templo capitalino es una síntesis del periodo de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. La iglesia de La Asunción mezcla en armonía los estilos mudéjar, gótico y barroco. En la gran reforma que sufre el edificio en la segunda mitad del s. XVIII, se  construye la Capilla del Pilar, que representa el triunfo de los gomeros sobre los ingleses, destacándose el fresco de la pared que refleja el intento de invasión, a esta villa, por parte del almirante inglés Charles Windhan, en 1743.

Este episodio ha sido el tema central de un libro titulado: “1743. LA ROYAL NAVY EN CANARIAS. La derrota de Charles Windham en La Gomera y otras acciones en el Archipiélago” del escritor gomero Carlos Fernando Hernández Bento. El mural cuenta un episodio de nuestra historia, que permanece en la memoria de unos pocos. Hernández Bento resume así, este episodio: “Entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1743, San Sebastián, el puerto de la pequeña isla de La Gomera, fue atacado por unos delegados de la tránsito desde Spithead a Canarias una fragata corsaria de 24 cañones. Con todo este arsenal, machacaron la frágil villa del Atlántico, defendida por unas milicias sin preparación, que sólo contaban para su defensa con 15 piezas de artillerías desfasadas, útiles de labranza y un puñado de fusiles.  Se ensalzó la resoluta actitud de la tropa local frente a la arrogancia británica; hecho que tuvo su máxima expresión en la afortunada frase del comandante de la Isla, don Diego Bueno:

¡Por mi patria, por mi ley y por mi rey, he de perder la vida, y, así, el que tuviere más fuerza vencerá!”

Pero volviendo al retablo de la capilla del Pilar, con sus retablos con plumas de madera pintada, techumbre con los padres fundadores de órdenes religiosas, la Virgen del Pilar y los corporales de Daroca (1)  se nos abre ante nosotros todo un verdadero mundo iconográfico por sí mismo.

Pero si nos fijamos bien, en este conjunto pictórico-escultórico, nos preguntamos: ¿Qué hace un mural cívico-militar en medio  de una iglesia? A lo mejor la respuesta la tendremos en la maldición que está escrita en uno de los laterales del retablo. ¿Una maldición en una iglesia cristiana? Ese es otro de los pequeños tesoros que nos guarda la iglesia de La Asunción. Este ensalmo va dirigido contra los enemigos que han atacado a San Sebastián de La Gomera, en especial a los temidos británicos. Tal ensalmo dice: “Hora mala perros malditos josicos de diablos, revienta perros malditos, por toda la Eternidad de Dios. Amén”.  La Frase habla por sí sola.

Por último aunque el templo guarda muchos más tesoros, nos detendremos ante el retablo de San Ramón Nonato.  La imagen principal del retablo del santo leridano estaba inicialmente depositada en una casa particular de La Gomera y fue donado, en 1771 por el capitán D. José Marcos Dávila Quintero. Pero lo relevante de este cuadro es que mientras se encontraba en la casa del capitán Dávila sudó de manera milagrosa durante 18 días en 1765, mientras se desataba una epidemia de peste bubónica, por lo que fue llevado hacia el templo para el estudio de este suceso. En los archivos parroquiales se puede leer: “La Milagrosa imagen del gloriosísimo cardenal San Ramón no nacido, que está colocado en este retablo sudó desde el día 12 de noviembre del año 1765 hasta el día 13 de diciembre de dicho año de cuyo milagroso sudor se guardaron por los fieles muchas reliquias …”. El cuadro pasó de generación en generación, como un cuadro protector y milagroso, un hecho curioso es que a todos los niños que se bautizaban en la iglesia de La Asunción, se le añadía el nombre de “San Ramón” invocando con ello la protección del santo para los recién nacidos.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se nos presenta como un oasis de paz y de recogimiento para los lugareños  y los visitantes. Recorrer su interior y escudriñar sus secretos puede ser el broche de oro a una jornada magnífica. Aunque nos despedimos de este noble templo, volveremos a adentrarnos más adelante  en esta iglesia para seguir desentrañando sus misterios.

(1) El milagro de los Corporales de Daroca, sucedió en 1238. EL Padre Mateo había escondido seis hostias y se las encontró  empapadas en sangre y pegadas a los Corporales. Esto se tomó como una señal divina y el pueblo no pudo ser tomado por los musulmanes.

Publicado inicialmente en www.angulo13.com