Plausible y digna de todo apoyo, es la proposición que el Sr. Domínguez Alfonso ha presentado al Congreso, pidiendo que las islas de Gomera y Hierro, formen un distrito electoral aparte del de la Capital de Cananas.
La realización de ese proyecto, sería el principio de un progreso positivo para aquellas islas, que han vivido hasta ahora completamente olvidadas de los gobiernos y muriendo paulatinamente con el transcurso de los anos y de los siglos.
Esa medida que ha debido desde el primer instante merecer el apoyo unánime y desinteresado de toda la prensa tinerfeña, se ha acogido, sin embargo, con frialdad, con indiferencia, por aquellos mismos de los políticos monárquicos que han explotado las situaciones cuando les ha convenido sacar triunfantes las actas dé sus candidatos.
Conservadores y liberales, y liberales y conservadores, todos, absolutamente todos, han puesto allí sus manos pecadoras y han sacado de los votos de gomeros y herreños todo el partido que les ha sido preciso.
Hoy, que no estamos en vísperas de chanchullos electorales, y que ninguno de los bandos monárquicos vislumbra por el momento apuros de los cuales pueda sacarles la Gomera y el Hierro, es el momento propicio, para emprender activísima campaña de apoyo a la proposición que al Congreso ha presentado el diputado Sr. Domínguez Alfonso.
Todo no puede ser explotación eterna ni egoísmo sin interrupción. Y son los periódicos monárquicos los llamados principalmente a defender de ese modo los intereses de la Gomera y el Hierro, ya que en las anteriores etapas políticas, no han hecho más que explotar a los electores, sin haberles concedido a cambio del voto, beneficios de ninguna especie.
Permanecer callados ante la perspectiva de la reforma, sería indigno; y no prestarle todo el apoyo que se merece, sería la más negra de las ingratitudes.
No más silencio, no más indiferencia para los intereses de esas dos islas, huérfanas en todos los terrenos de la protección oficial.
Así, pues, para el mejor éxito de la empresa, creemos que las corporaciones particulares, los ayuntamientos de las dos islas citadas, la Diputación provincial y toda la prensa sin distinción de color político, debieran dirigir al gobierno y al señor Domínguez Alfonso, un mensaje de adhesión para estimularle a seguir adelante y a no descansar, hasta haber conseguido que la Gomera y el Hierro tengan su diputado propio y constituyan un distrito electoral separado del de Santa Cruz de Tenerife.
La obra es de justicia, es de conciencia; y ante estos argumentos deben desaparecer las diferencias de los partidos políticos y posponerse todo interés particular y de mero egoísmo.
Además ha de tenerse en cuenta, lo mismo por unos que por otros, que la moralidad en los procedimientos del sufragio en Canarias ganaría bastante y desaparecerían los desatentados abusos que se ponen en práctica, cuando han de salir triunfantes de las urnas los candidatos impuestos por los políticos de Madrid que están en el poder.
El Progreso, diario republicano, Año II Número 367 – 17 de noviembre de 1906