El estramonio, Don Juan, los hippies, México y La Gomera

En la década de 1970, miles de jóvenes centroeuropeos viajaron a La Gomera (Islas Canarias) con un objetivo común: probar los efectos alucinógenos de la aclimatada Higuera del Diablo (Datura inoxia), un tipo de Datura, similar al Estramonio, que Carlos Castaneda (1925-1998) había descrito en su famosa novela Las enseñanzas de don Juan.

En esta novela, y en la saga que le siguió, el Peyote o Mezcalito (Lophophora williamsii) y la Hierba del Diablo (Datura inoxia) son las plantas utilizadas por el brujo mexicano don Juan para abrir las mentes de sus pupilos. Castaneda era un antropólogo brasileño, afincado en Estados Unidos, que escribió un relato, a medio camino entre la novela On the road, de Jack Kerouac, y los libros que el autor británico Lobsang Rampa había publicado sobre el Tibet. Castaneda eligió México, convirtió las nieves en desiertos, los monjes en brujos y el tercer ojo en la Hierba del Diablo. Nunca admitió del todo que su obra era producto de su imaginación.

En una década en la que todavía se escuchaba con devoción el Sgt. Pepper de los Beatles, se leía a los filósofos de San Francisco y no se habían limpiado los armarios de sueños hippies, Carlos Castaneda alcanzó un éxito arrollador con sus libros. Y como las edades tempranas son propicias para creer cualquier cosa, decenas de miles de jóvenes gringos se dirigieron a México para probar el Peyote y la Hierba del Diablo que en el imaginario juvenil era una especie de LSD (dietilamida de ácido lisérgico) más natural y más sobrenatural.

Al ser México, prácticamente, inalcanzable para la mayoría de los bolsillos jóvenes europeos, lo sustituyeron por La Gomera, tan pronto les llegó la noticia de que la Hierba del Diablo crecía libremente al borde de los caminos de esta Meca atlántica de los hippies. En la isla se denomina Higuera del Diablo y sus características son similares a las del Estramonio (Datura stramonium) que ha provocado algunas muertes en las últimas semanas.

“La utilización de la Datura en México comenzó antes de la conquista. Se valoraba como medicina y como estupefaciente. Uno de los primeros informes precisos es el de Hernández quien describió la Datura inoxia –el toloatzin de los aztecas, del que procede el moderno término toloache mexicano– y enumeró sus muchos usos terapéuticos entre los nativos. Describió su uso en cataplasmas como anodino, advirtiendo que la aplicación excesiva podría conducir al paciente a la locura e “imaginación de varias y vanas”. El toloache es aún ampliamente utilizado en México como una medicina y como narcótico. Los tarahumares, por ejemplo, agregan Datura inoxia tikuwari al tesquino (una bebida preparada de maíz germinado) para que sea fuerte, y las raíces, semillas y hojas de esta especie son la base de una bebida ceremonial utilizada para provocar visiones y la toman los tarahumares, hombres-medicina, para ayudar a diagnosticar una enfermedad.”(*)

En la Playa de la Arena, próxima a Valle Gran Rey, llegaron a existir asentamientos hippies estables, entre las décadas de 1960-1980.

No llegué a enterarme de si hubo algún muerto en La Gomera, pero sí tuve conocimiento sobre muchas intoxicaciones, algunas de las cuales terminaron con traslados urgentes a centros médicos y la intervención a ciegas de la Guardia Civil que no conocía, probablemente, la existencia de este alucinógeno. Varios casos de intoxicación con la Higuera del Diablo resultaron muy comentados en Valle Gran Rey, como el de una chica alemana que entró en el Restaurante La Puntilla (hoy desaparecido), vestida únicamente con un pequeño chaleco, para comprar una caja de fósforos, ante el asombro del nutrido grupo de comerciantes, agricultores y pescadores que se reunía allí cada atardecer para charlar, beber cerveza y expresar sus nostalgias por Francisco Franco.

Supongo que las cantidades consumidas de este alucinógeno eran muy pequeñas o que la diosa de la fortuna acertó a pasar por allí en esos años, dado que con tanta gente consumiéndolo tendrían que haber ocurrido muchas desgracias. Lo cierto es que las recetas de don Juan fueron pasando al olvido y aquellos u otros jovenes que llegaban a la isla pasaron de las drogas alucinógenas a la cocaína, siguiendo el ejemplo de los recién estrenados yuppies y de buena parte de una clase política que ahora contemplamos con sus cerebros achicharrados.

Antiguo grabado de la Datura inoxia, en el Códice Badiano.

En la actualidad, regresa la Datura con su cargamento de distorsión y de muerte, en forma de Estramonio. Quizás, regrese con ella la necesidad de creer en los mitos y de adquirir unos superpoderes que esas montañas de libros de autoayuda son incapaces de proporcionar, en estos tiempos de desilusión. No encuentro mejor nombre para esta necesidad de supermanizarse que el de “Síndrome de Óbelix”, por aquello de la poción mágica. Las autoridades, haciendo gala de una inteligencia superior (como la de los romanos que rodean la pequeña aldea gala), han dado la imposible orden de arrancar los millones de matas de Datura que crecen por todas nuestras geografías. Quizás, la próxima orden sea destruir todos los cuchillos de cocina para que se terminen los apuñalamientos domésticos. Lo único que no ordenarán será subir los presupuestos de Educación y Cultura. Faltaría más.

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(*) Datura inoxia or tolohuaxihuitl, a medicinal and narcotic plant of ancient Mexico. En The Badianus manuscript (Codex Barberini, Latin 241), Vatican library: An Aztec herbal of 1552. Traducción de Emmart, E. W, Johns Hopkins Press. , Baltimore, 1940.

El Códice Badiano o Códice de la Cruz-Badiano fue escrito, en la lengua de los aztecas, por Martinus de la Cruz y traducido al Latín por Johannes Badianus, en el siglo XVI. En el año 1990, el papa Juan Pablo II lo llevó como regalo en su visita a México. En la actualidad, se encuentra depositado en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

http://manuelmoramorales.com

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