Comunicación… el turismo es en sí mismo una forma de comunicación y el hecho de viajar es ya una forma de comunicarse y enriquecerse, bien sea aportando una parte de nuestro conocimiento al lugar que se visita, bien sea interiorizando parte de esa cultura que queremos conocer. En cualquier caso, esa comunicación bidireccional y, siempre opcional, se convierte en parte del bagaje de la persona.
En unos lugares ese enriquecimiento se da sólo, como fruto de la interactuación, en otros es necesario un esfuerzo mayor y en algunos, los menos, se convierte en una anécdota que merece nuestra admiración, pero que jamás seremos capaces de incorporar a nuestras capacidades, como si de magia se tratase. Un ejemplo, excepcional es el caso que encontramos en la isla de la Gomera, en las islas Canarias.
En esta pequeña isla española, los habitantes, desde hace siglos, se comunican de una forma particular, conocida como el silbo. De hecho, se trata de eso, exactamente de un silbido con el que se expresan y comprenden a la perfección. Cierto es que, para el extranjero, eso puede no ser más que un silbido común, agudo, estridente, entonado quizá… pero un silbido al fin y al cabo. Pues bien, para ellos, este sonido comporta todo un lenguaje, perfectamente estructurado y cuyo significado es pleno.
Su origen es impreciso, se tiene conocimiento de que Heródoto, en el siglo V, conoció y escribió sobre una tribu troglodita al oeste de Egipto, que se comunicaba mediante silbidos. Y se guardan documentos que lo atestiguan oficialmente desde el siglo XV, no obstante, también hay leyendas que pudieran ser parte de la tradición oral que recoge la historia del silbo. Por ejemplo, se cuenta que los romanos castigaron a una tribu rebelde del norte de África, cortándoles la lengua y desterrándolos a esos islotes que hoy son las islas afortunadas. De este modo, los rebeldes tuvieron que desarrollar ese modo de comunicación tan original.
Es una forma de comunicación en cualquier caso, utilizada desde tiempos inmemoriales, con la enorme ventaja de que puede reproducir cualquier idioma. Actualmente se utiliza para comunicar el español, pero en un principio lo hizo con el guanche y podría hacerlo igualmente con cualquier otro idioma estructurado. Además, una de sus principales características es que se trata de un lenguaje social, ya que está pensado para comunicarse a distancia en un entorno físico que dificulta tal tarea, por lo que se necesita una gran potencia para emitir el sonido. Y digo que es un lenguaje social, precisamente porque al emitirse para cubrir grandes distancias, muchas veces reciben el mensaje personas a las que no estaba destinado. Viene a ser como un grito, que al final lo escucha el que interesado y todos los demás.
Precisamente, por tratarse de un lenguaje social que afecta a todos los receptores que están en su radio de alcance y, teniendo en cuenta que es un lenguaje que conocen sólo los oriundos de la isla (y actualmente algunos alumnos vocaciones), se utilizó como código secreto en guerras, conquistas, contrabando, etc. No sirve para contar secretos que se oculten a los habitantes de la isla, pero sí para ocultar el mensaje a los foráneos.
No se trata de una serie de códigos preestablecidos que sirven para expresar contenidos limitados, todo lo contrario, es un lenguaje articulado, reductor, no convencional, que permite emitir una serie de mensajes ilimitados, al reproducir, mediante silbidos, las características sonoras de una lengua hablada. Es muy complejo, ya que emplea todos los recursos fonadores de la cavidad bucal y sus correspondientes subcavidades, mediante un mecanismo que permite variaciones de frecuencia de un mismo tono fundamental. Pero es a la vez eficaz y sutil, aunque muy complejo, precisa de unos conocimientos muy amplios y, por supuesto, de mucha práctica. Es un lenguaje que extrae la arquitectura y los componentes esenciales de la lengua base que reproduce, en la actualidad el español, y los comprime de tal manera que, manteniendo su estructura original, se puedan comprender.
El silbo es un lenguaje musical, parecido al canto de los pájaros, por lo que resulta muy pintoresco para los turistas y por eso se consideró, durante muchos años, un elemento folklórico más que otra cosa. Actualmente se estudia y protege como bien cultural e incluso se presenta candidato a la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
En resumen, este particular sistema de comunicación, es un valor excepcional como muestra del ingenio humano, además de presentarse como un sistema adaptado y desarrollado, cuyo fin ha permitido su supervivencia en este entorno tan concreto, una isla. Y sus usuarios lo han dotado de una gran complejidad técnica y estética, enriqueciéndolo con el paso del tiempo, tanto es así, que se ha convertido en un elemento cohesionador de la comunidad y constituye su seña de identidad frente al mundo. Al margen de esto, como turistas… es sorprendente y como comunicadores, imprescindible conocerlo y escucharlo, al menos una vez en la vida.
Extraido de la revista mexicana http://www.razonypalabra.org.mx